La ola de turistas a la Costa Atlántica llegó con una sorpresa. En los primeros días del año, el mar se encuentra plagado de tapiocas. Estas aguavivas diminutas no son distinguibles a simple vista pero se reconocen con la picadura que dejan en el cuerpo.

Son medusas que miden aproximadamente entre uno y dos centímetros. Como una gota de agua transparente en el medio de un mar. Indistinguibles. Tienen ocho tentáculos, de los cuales cuatro contienen veneno. Aunque su picadura sea leve, genera una molestia y escozor en la víctima. sobre todo en los niños, que son más proclives a ser picados por estar más tiempo en el agua.

Por su tamaño, suelen introducirse entre los trajes de baño y la piel, y hay que tener cuidado con las axilas y la ingle, ya que pueden quedar atrapados en esos pliegues.

La mejor recomendación es lavarse con agua para eliminar alguno que haya quedado en la zona. No hay que rascarse, y si la molestia continúa, se puede aplicar hielo o una crema blanca sin perfume.

Pero las medusas habitan a lo largo de toda la costa argentina. En las cercanías a Puerto Madryn, se observó a fin de año un fenómeno mucho más peligroso. En ese caso, el tamaño de las medusas era de hasta cuatro metros. ¡Gigantes! Esa especie en particular, sí provoca grandes lastimaduras en la piel.