Todos los veranos, una afección vuelve a atacar a los niños y adultos que disfrutan de las piletas. La otitis es literalmente una inflamación del oído debida, generalmente, a una infección, que produce dolor intenso, fiebre y trastornos en la audición.

Las colonias de vacaciones son muy propicias a infectar a los nenes con piojos, hongos y otitis, provocando malestar durante días si no se toman las precauciones correspondientes.

"No es conveniente la autohigiene del oído, ya que el cerumen contiene ácidos grasos que protegen naturalmente la piel de la infección bacteriana. Únicamente cuando el exceso produce disminución de la audición o prurito es recomendable visitar al médico, que puede retirarlo sin lastimar", advirtieron desde el Hospital de Clínicas sobre el uso de hisopos o palillos de limpieza, prohibidos en estos casos.

  • Evitar que los niños naden en aguas poco saludables. Las aguas contaminadas propician la aparición de gérmenes que ocasionan infecciones en el oído.

  • Secar bien los oídos con la punta de la toalla, volteando la cabeza hacia un lado para eliminar cualquier líquido del interior. Así se evita que la humedad ocasiones hongos o infecciones y que se genere tapones de agua.

  • No utilizar hisopos o elementos punzantes para retirar la cera y limpiar el oído, ya que puede obstruir el canal auditivo empeorando el taponamiento.

  • Proteger los oídos con tapones. El uso de protectores auditivos disminuye el nivel de humedad provocado por el contacto con el agua, así se reduce el riesgo de padecer otitis. Usar tapones a medida de silicona que permiten sellar perfectamente el oído.

  • Evitar la exposición prolongada a ruidos fuertes y a corta distancia, como por ejemplo el de los petardos en fiestas populares o el de las atracciones de las ferias.

Un mal de verano: recomendaciones para prevenir la otitis