El equipo de asesores médicos de Alberto Fernández monitorea varias estadísticas en tiempo real. La ocupación de camas de terapia intensiva, la cifra de contagiados, o los focos de infección, son algunas de los números que se actualizan minuto a minuto. Pero hay un dato de los últimos días, que genera preocupación en este ateneo epidemiológico constante: la cantidad de personas que utiliza el transporte público.

Con el Big Data como principal aliado, el volumen de pasajeros es fácil de detectar. Tan solo con cargar los datos de la SUBE -controlado por el Ministerio de Transporte- se puede conocer cuánta gente viaja, desde dónde y por cuánto tiempo.

En los últimos días, el aumento es palpable. Del martes 5 al martes 12 de mayo, el flujo de pasajeros subió un 11%, de 938.183 a 1.042.403 por día. A fines de abril, la cifra de usuarios que utilizaban el transporte público metropolitano, de forma diaria, era de 790 mil personas.

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Ante ese panorama, Pedro Cahn, director de la Fundación Huésped, remarcó que la flexibilización del aislamiento social obligatorio -con la apertura de comercios de cercanía- no equivale a un 'pase libre' del Conurbano a Capital, o viceversa.

"Si alguien vive en la Provincia no tiene que venir a trabajar a la Ciudad de Buenos Aires. Sólo deben hacerlo quienes viven en ella", expresó el médico.

Según los números oficiales, hubo un flujo de usuarios entre las dos partes del AMBA de 300.000 personas. Y los reclamos no tardaron en llegar.

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Los planes A y B del Gobierno

Con estas cifras en mano, desde la Rosada (y la Quinta de Olivos) plantean varias alternativas para reducir el volumen de pasajeros, en especial, en el área metropolitana.

La primera opción ya se filtró en los medios. Solo podrían usar la SUBE aquellos que tengan el certificado para circular. La posible medida, en sí, encierra cierta lógica, ya que limitaría el transporte público exclusivamente para los trabajadores "esenciales". Pero queda atrapada en los límites autóctonos: pocas personas tienen la tarjeta registrada con su nombre y DNI. Cabe destacar que la SUBE se puede conseguir sin necesidad de presentar el documento, tanto en cualquier puesto oficial, como en estaciones de subte o incluso en kioscos.

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Si se llegara a habilitar un simple formulario online para el registro de la SUBE, no hay muchas garantías de que la aplicación sea mayoritaria. Tan solo recordar la "confianza" de Miguel Pesce y Alejandro Vanoli para evitar filas en los bancos con el depósito virtual del IFE, cuando terminó ocurriendo todo lo contrario.

Pero no es la única alternativa. Por caso, Trenes Argentinos hará una prueba en la línea Mitre para evitar una sobrepoblación en los vagones. Será mediante una aplicación (otra más) que permitirá chequear la disponibilidad de los asientos y, en caso de que haya lugares disponibles, reservar un pasaje. Una modalidad implementada en la red de subtes de Pekín.

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"En las estaciones habrá policías que controlarán el QR de la reserva", informaron a El Canciller desde Trenes Argentinos.

Además de la incógnita sobre la accesibilidad a la aplicación, también habría que saber si esta modalidad generará un aumento forzado del personal de control en las estaciones.

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¿Y en el mundo?

El Presidente sabe que la mayoría de los países atraviesa similares circunstancias en esta pandemia y no se le caen los anillos en reconocer que se imitan modelos ya probados o bien, que se hace todo lo opuesto a las pruebas fallidas en otras partes del mundo.

En ese sentido, ¿cuáles fueron las distintas alternativas, a nivel mundial, para reducir el flujo de pasajeros en el transporte público? En Nueva York, por caso, se suspendió, por primera vez en la historia, el servicio nocturno de subtes. Ni con el atentado de las Torres Gemelas ocurrido en 2001, se había dejado de prestar el servicio durante la madrugada.

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El coronavirus lo hizo. De 1 a 6 de la mañana, todas las formaciones pasan por un servicio de desinfección. Cabe aclarar que el metro de Manhattan, principal vía de conexión de toda la ciudad, fue uno de los focos de contagio más importantes de la epidemia en EE.UU. Así lo explica un estudio de científicos del MIT, al calificar el subte como "un importante diseminador, sino el principal, del coronavirus en Nueva York". Por solo citar un número, en marzo, alrededor de 2.400 operarios del subte neoyoriquino han dado positivo de COVID-19.

El peso de la cuarentena -con la restricción laboral- obligó a una baja del casi 85% de los pasajeros diarios de este medio de transporte: de 5 millones de usuarios, pasó a llevar alrededor de 300.000.

En Nueva York suspendieron, por primera vez en la historia, el servicio nocturno de subte.

Europa

Trenes habilitados solo en terminales, tapabocas obligatorios y autobuses con capacidad limitada. Estas medidas, similares al transporte local, empezaron a aplicarse en Italia, uno de los países más afectados por el coronavirus.

El primer ministro Giuseppe Conte decretó la salida del confinamiento con la apertura de los locales de cercanía, una flexibilización similar a la implementada por el Gobierno porteño.

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En España, por caso, el Ayuntamiento de Madrid aseguró en los últimos días que -además de la mascarilla obligatoria para el transporte- sólo el 30% de los viajeros públicos podrá usar tanto el subte como los autobúses o el tren de cercanías. "Sera solo por motivos laborales, por estudios o por necesidades médicas”, afirmaron en un comunicado del Consorcio Regional de Transportes

Desde el inicio de la pandemia, Londres estableció la gratuidad para utilizar colectivos, con una sola premisa: que se ocupen solo los asientos, para poder preservar la distancia social. Además, en las propias paradas de colectivos, instalaron gel sanitario para que los pasajeros lo utilicen antes de subir a los famosos autobuses de dos pisos.

En China se toma la temperatura antes de entrar a las bocas del subte.

China

El subte de Pekín tiene 23 líneas. Es la red más extensa del mundo, con 10,5 millones de desplazamientos diarios de media. Y si bien va recuperando la "normalidad", una de las obligatoriedades para los pasajeros es la reserva, por celular, del boleto para evitar un número alto de pasajeros.

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Pero, por sobre todo, en las boca de entrada del subte, a cada pasajero se le toma la temperatura. De tener más de 37,5 de fiebre, debe retornar directamente a su casa, para cumplir una estricta cuarentena.