El itinerario express hacia Chile que los argentinos realizaban de manera usual hasta hace no mucho tiempo, y del que retornaban con las valijas llenas, es cosa del pasado. A raíz de la nueva corrida cambiaria, viajar al exterior se volvió una quimera para algunos y el turismo interior aparece como una alternativa redituable.

Sin embargo, la tendencia se modificó y ahora son los habitantes del país trasandino quienes cruzan de manera ambiciosa la frontera para adquirir productos a un costo menor.

La postal de los shoppings de Santiago de Chile abarrotados de turistas argentinos eran frecuentes hasta el año pasado, en el que la capital extranjera era el destino más elegido por quienes buscaban vuelos baratos para vacacionar.

Ahora, con la devaluación de más del 100% de la moneda argentina -a principios de año, un peso cotizaba a 33 pesos chilenos, ahora lo hace a 18- el escenario se plantea propicio para los turistas extranjeros, que harán una notable diferencia económica en la compra de vinos, espectáculos, marcas nacionales y restaurantes.

Durante este fin de semana, más de 20.000 chilenos arribaron a Mendoza para pasear y hacer compras. Desde la provincia confirmaron que hubo colas de hasta 10 kilómetros de autos procedentes del país trasandino, que el martes celebra el Día de la Independencia, factor que también tuvo injerencia en la revolución turística.

Una situación similar se originó en Entre Ríos, donde unos 10.000 uruguayos cruzaron al país para abastecerse de alimentos y combustibles. En tanto, la coyuntura actual transformó el paradigma turístico de los argentinos, y en la costa atlántica, tras algunas magras temporadas, ahora esperan ansiosos el comienzo del verano.

No obstante, los incrementos arancelarios rondarían el 40% y alquilar un departamento lujoso en Mar del Plata para todo el mes de enero oscilará entre los $50.000 y los $60.000, mientras que en Pinamar los guarismos se elevan a $100.000.