La Asociación de Fútbol Argentino (AFA) confirmó la salida de Jorge Sampaoli después de 14 días de negociación tras el fracaso mundialista. Ahora, la entidad que comandada por Claudio Chiqui Tapia y Daniel Angelici evalúa el abanico de posibilidades para suceder a un DT que no estuvo a la altura de las expectativas de los hinchas, jugadores, directivos ni analistas deportivos.

La débil situación económica, un plantel anárquico y el caos puertas adentro de la AFA son algunas de las trabas que vislumbran los técnicos de mayor jerarquía, que ya han rechazado agarrar ese "fierro caliente" que es la Selección Argentina en la actualidad.

En ese complejo contexto, el abanico de posibilidades se achica y los entrenadores de jerarquía pasan a ser reemplazados por otros opciones menos atractivas, pero más realistas para un combinado de mitad de tabla.

Diego Pablo Simeone es el preferido por casi todos. El actual DT del Atlético de Madrid gana por currículum y experiencia: logró ganar una liga cuyo trofeo se dividió eternamente entre Real Madrid y Barcelona. Llevó al equipo español a lo más alto y llegó a dos finales de Champions League. Antes del Aleti, había ganado un Torneo Apertura con Estudiantes (2006) y otro con River (2008).

En España, levantó una Copa del Rey, una Liga, una Supercopa de España, dos UEFA Europa League y una Supercopa de Europa. Además, fue tres veces elegido mejor entrenador de La Liga (2013, 2014, y 2016).

Sin embargo, el Cholo no quiere asumir. Durante el Mundial se viralizó un audio (enviado a Germán Burgos) en el que ponía en duda el rol de Messi como núcleo de la Selección, dando a entender que él preferiría contar con Cristiano Ronaldo entre los suyos.

Más allá de que siempre es mencionado, su presente está lejos de la albiceleste: es la pieza más amada de su actual club y tiene un contrato hasta 2020 por casi US$20 millones. Atado con candado al Atlético Madrid, su relación con Messi no parece ser la mejor y tampoco está dispuesto a exponerse a las desprolijidades de la actual dirigencia.

Marcelo Gallardo es el segundo candidato más querido. Y aunque los hinchas de River Plate sueñen con extender su gobernabilidad de por vida, saben que tarde o temprano desembarcará en la Selección Argentina.

Sin embargo, en sintonía con el resto de la dirigencia de su club, la relación del Muñeco con las cabezas de la AFA es pésima. Como complemento, Rodolfo D'Onofrio le puso un candado de oro hasta 2021: sin cifras oficiales, se estima que tiene uno de los contratos más altos del continente.

Para los hinchas, es el héroe que devolvió a River a lo más alto después de un empujón de Ramón Díaz. Dirigiendo al Millonario ganó todo: una Copa Libertadores, dos Copa Argentina, una Copa Sudamericana, dos Recopa Sudamericana, una Suruga Bank y una Supercopa local. Sólo le falta el campeonato local, un título que consiguió en Uruguay durante su paso por Nacional de Montevideo.

Pochettino es una de las opciones menos viables. El DT del Tottenham renovó su contrato hace apenas tres meses y la cifra es exorbitante: el club inglés le pagará casi US$8,5 millones por año hasta 2023. A pesar de su buen rendimiento como técnico, jamás levantó ningún trofeo.

En Tottenham dirigió 374 partidos, de los cuales ganó 199, empató 109 y perdió 47 (lo que le otorga un 62% de puntos obtenidos). Complementado por uno de los mejores planteles de los últimos años, le dio algo de brillo al club inglés y se ganó el cariño de sus hinchas, promoviendo de manera excepcional las divisiones inferiores y potenciando a grandes jóvenes apuestas.

Pero al igual que Simeone, el oriundo de Murphy, Santa Fe, es otro que no quiere prestar su nombre al circo disfuncional que rodea a la AFA desde hace unos años. Incluso, tal es su comodidad en el elenco londinense que llegó a rechazar negociaciones con Barcelona y Real Madrid.

 

Descartado el trinomio de mayor jerarquía por cuestiones económicas y fuertes rechazos de los protagonistas, la AFA debe pasar a una lista mucho más terrenal, sin tanto brillo, palmarés ni consenso popular. Tachados los apellidos Simeone, Gallardo y Pochettino, en la segunda lista aparecen Gareca, Almirón y Almeyda, entre otros.

Ricardo Gareca aparece como un Plan B, pero su nombre gana fuerza por el contexto. Si bien no se desvinculó totalmente, dejó su continuidad al mando de Perú en stand by y asegura ser un técnico libre. Al mismo tiempo, afirmó que es gratificante "sonar para dirigir a la Argentina".

Y mientras se deja querer por los argentinos, Gareca presume de extenso currículum: dirigió a 13 equipos y a una Selección Mayor. Sin embargo, uno de los puntos negativos que resaltan en rojo es el calibre de sus experiencias: nunca estuvo al mando de un grande.

Al estar sin contrato y no venir de Europa, en términos económicos es el DT que más le cierra a la actual dirigencia. Desde lo deportivo, aunque menos, también seduce: ganó tres torneos locales con Vélez y llevó a Perú de nuevo a disputar una Copa Mundial, aunque su paso por Rusia (un poco por mala fortuna) fue para el olvido y se fue en fase de grupos.

Matías Almeyda es uno de los que aparecen en la segunda lista, mientras en simultáneo también suena para dirigir a la Selección Mexicana (un cargo que los rumores también vinculan a Jorge Sampaoli).

Lo mejor de su carrera como entrenador lo logró en el Guadalajara de México, donde ganó cinco títulos. En Argentina, fue el DT encargado de sacar a River Plate de la B Nacional; sin embargo, algunos sostienen que Daniel Passarella era el técnico (tras la sombras) de ese equipo.

En lo económico, su situación es similar a la de Gareca, aunque todavía tiene contrato con su club. No es el nombre que más seduce a la actual dirigencia de la AFA, pero gana fuerza a medida que se bajan candidatos de mayor renombre.

Jorge Almirón es una novedad en la danza de nombres que el periodismo y la gente propone para suceder a Sampaoli; sin embargo, no lo es para la dirigencia. Hace poco más de un año, luego de la destitución de Edgardo Bauza, fue uno de los dos apuntados para ocupar el banco de suplentes albiceleste.

Pero, luego de la presión de Jorge Messi y varios periodistas afines al casildense, Tapia y Angelici se decantaron por este último y Almirón terminó sumido en un forzado año sabático que no le permitió asumir en la Liga de España.

Ahora en el Atlético Nacional de Colombia, el ex entrenador de Lanús, club con el que ganó un torneo local, una Copa Bicentenario y una Supercopa Argentina, reflota sus chances entre los técnicos terrenales que podrían asumir el compromiso de reformular un seleccionado en todas sus líneas.

Gabriel Milito es uno de los nombres "tapados" que maneja la dirigencia para suceder a Jorge Sampaoli y comandar la reestructuración. Si bien su carrera como entrenador es acotada y dice poco, es del gusto de Chiqui Tapia por el estilo de juego que predica: salida limpia desde el fondo, dinamismo, culto de la posesión y una clara vocación ofensiva.

Tras cuatro años en el Barcelona, el ex defensor de Independiente no solo adquirió los conocimientos y la experiencia de la etapa más rica en títulos -y juego- del club catalán, también cosechó una muy buena relación con Lionel Messi.

Además, Milito también le suma la frecuente actividad social que comparte con Sergio Agüero en Independiente. Y este acercamiento a dos de los mejores jugadores y referentes del plantel compensan la poca experiencia que tiene Gaby en un banco de suplentes, lo que lo posicionan en un buen lugar de cara a la renovación.

Es noticia por un actual conflicto de intereses que habría sepultado las posibilidades de la Selección de Colombia en Rusia, en el que se le adjudica haber llenado el plantel de jugadores lesionados o poco experimentados para satisfacer las demandas económicas de Pascual Lezcano, su representante y el de varios jugadores que pasaron por la Cafetera.

Pekerman ya dirigió a la Selección Argentina. Bajo su mando la albiceleste quedó afuera contra Alemania en los Cuartos de Final del Mundial 2006, en instancia de penales (en el tiempo regular no perdió ningún partido y el equipo demostró personalidad).

De todos modos, también se le adjudican varios errores durante ese partido clave contra los germanos: no solo sacó a Juan Román Riquelme para reemplazarlo con Esteban Cambiasso, sino que también relegó a un joven Lionel Messi (en ese entonces tenía 19 años) al banco de suplentes.