El futuro llegó hace rato
"Mientras los pibes ganan partidos, los grandes ganan campeonatos", sentenció Antonio Ubaldo Rattín allá por la década del '50. La frase, que respondía a sus intereses inmediatos como caudillo xeneize, atravesó generaciones y se convirtió en una máxima del fútbol argentino.
Y aunque aquel férreo mediocampista no descubría la pólvora, le ponía palabras justas a un concepto cierto. La frescura, el desparpajo y la agilidad de los más chicos suele ser determinante para resolver partidos, pero la valentía, la templanza y la experiencia de los veteranos es fundamental para encontrar el equilibrio en un equipo y sostener el rendimiento en una competencia.
Ahora, de cara a los amistosos ante Guatemala y Colombia, Lionel Scaloni se animó a hacer lo que todos quisieron, pero pocos pudieron: liderar la renovación de la Selección Argentina. Por supuesto, el fracaso en el Mundial de Rusia le simplificó la tarea.
Con el objetivo explícito de sentar las bases de una nueva generación albiceleste que intentará llegar al Mundial de Qatar 2022, el ex futbolista de Newell's Old Boys, acompañado de la influencia y los valores de Pablo Aimar, quiere dejar una buena impresión en la AFA, el plantel y la opinión pública.
Él quiere quedarse. Es su sueño. Y ante la imposibilidad de asumir que presentan los técnicos de primera línea como Marcelo Gallardo, Diego Simeone y Mauricio Pochettino, Scaloni peleará hasta el final para transformar su interinato en la Mayor en un proyecto a largo plazo.
Por lo pronto, en la primera lista de convocados demostró su valía para convocar a aquellos jugadores que todos pedían, pero nunca llevaban. También a algunos con poco marketing. Y, llamativamente, a algunos a los que todavía les cuelga el cartel de promesa.
Sin la obligación de citar a Messi, Agüero, Higuaín, Otamendi y Banega, el nuevo entrenador de la Selección Argentina elaboró una lista equilibrada en la que confluyen la juventud y la experiencia de los mejores futbolistas argentinos. El futuro llegó hace rato.