El factor Banega
La agónica victoria ante Nigeria le dio la clasificación a la Selección Argentina para los octavos de final del Mundial de Rusia. Por los festejos del final, con varios jugadores quebrados en llanto, queda claro que significó una descarga importante para el plantel, que exhibió un mejor rendimiento tras varios días en los que las críticas estuvieron a la orden del día.
Una de las claves, sino la más importante, fue el regreso de Leo Messi a su mejor versión: un gol, asistencias y mucha más participación en el ataque cerca del área rival. Todo lo que no había hecho en los dos partidos anteriores, cuando tenía que acercarse hasta mitad de cancha para poder conducir el juego.
Más allá del cambio de actitud que mostró Leo, fue fundamental para su levantada el altísimo nivel que mostró Ever Banega ante Nigeria, sobre todo en el primer tiempo. El jugador del Sevilla logró plasmar dentro de la cancha toda la calidad que se le vio muchas veces en el fútbol europeo, pero que adeudaba con la camiseta argentina.
Más allá del cambio de actitud que mostró Messi ante Nigeria, fue fundamental para su levantada el altísimo nivel que mostró Éver Banega.
Sabido es que Banega pertenece al círculo íntimo de Messi. En la previa al Mundial 2014, se dijo que el jugador del Barcelona había hecho mucha fuerza para que Sabella convocase a su amigo y a punto estuvo el DT de cumplirle el deseo. Finalmente, en circunstancias no del todo claras, el volante fue desafectado y se perdió la cita mundialista.
Ya en Rusia, Banega comenzó en el banco de suplentes ante Islandia pero entró a poco de comenzar el segundo tiempo a partir del flojo rendimiento que mostraba Lucas Biglia. En los casi 40 minutos que estuvo en cancha, Éver pudo asociarse algunas veces con Messi, aunque sin demasiada trascendencia.
Contra Croacia, retornó al banco de suplentes, aunque esta vez no vio minutos de acción en la paliza recibida a manos de los balcánicos. Para jugar el tercer y decisivo partido, mucho se dijo de la influencia de Messi y Mascherano para imponerle a Jorge Sampaoli el retorno de los jugadores históricos. Así fue como Banega, Di María, Higuaín y Rojo volvieron a la titularidad.
Sea como sea que se haya conformado el equipo, es justo remarcar que la apuesta salió bien. Banega fue el socio perfecto que estaba buscando Messi y bastó menos de un cuarto de hora para que no quedase ninguna duda: a los 14 minutos, tras un precioso pase del volante, Messi durmió la pelota con su rodilla derecha y convirtió un gol clave para la tranquilidad argentina. En total fueron 27 las veces en las que se encontraron los rosarinos. Ningún otro jugador argentino le dio tantos pases.
Ese gol le devolvió la confianza al 10, pero también potenció lo que venía haciendo Banega, quien minutos más tarde ofreció un excelente pase para Di María, que fue tackleado cuando se disponía a marcar el segundo gol. En el complemento, el jugador del Sevilla se vio afectado, como el resto de sus compañeros, tras el inesperado gol de Nigeria y ya no gravitó en el ataque argentino.
Más allá de la merma en su rendimiento, queda claro que su rol ante Francia será clave para las aspiraciones argentinas de superar los octavos de final. La Selección Agentina y, sobre todo, Leo Messi lo necesitan.