Un equipo sin actitud. Sin rebeldía. Sin carácter. Con ideas, pero pocas. Un plantel con un jugador firme por puesto, pero débil en su conjunto.

Con el Diez todo cambia. Cuando Lionel Messi está de la línea de cal para adentro la estructura del equipo y el desarrollo de juego son distintos y todos se sacan de encima una responsabilidad que no quieren -ni pueden- asumir.

Y ayer se respondió por qué La Pulga no rinde en la Selección Argentina como lo hace en el Barcelona. Sencillo: los demás no están a la altura de uno de los mejores clubes del mundo. Ninguno. Ni siquera Otamendi.

El 6-1 golpeó a los que se ilusionaban, pero también confirmó una máxima que esbozan los periodistas deportivos por estas horas: "Esto somos sin Messi". Y esto es poco. Sí, somos un conjunto con buenas intenciones y algunas apariciones, pero a ningún seleccionado le alcanzó con eso para ganar un Mundial. 

¿El problema? El Mundial de Rusia está a la vuelta de la esquina y ya no es momento de probar. ¿Por qué expuso a Lautaro Martínez y a Cristian Pavón cuando la goleada ya estaba consumada? ¿Por qué insiste con un triple cinco (Javier Mascherano, Éver Banega y Lucas Biglia) que nunca funcionó? ¿Qué pasó con las alentadoras muestras que dieron Ascacíbar y Kranevitter (Zenit de Rusia)?

Sampaoli, en definitiva, se convierte hasta ahora en otro intento más por hacer el gran recambio que nunca llega. Menos a 78 días de la máxima cita en Rusia. Será entonces la generación que perdió tres finales la que deba jugar su última carta posible para ganarse a la gente.

Es cierto: en el dramático partido ante España faltaron, además del mejor del mundo, Agüero y Di María. Entonces, ¿el entrenador prendió fuego a los nuevos futbolistas que se jugaban su chance? ¿Quiso evitar que el golpe lo sufrieran jugadores que ya no tienen crédito con el público argentino? ¿O simplemente todo le salió mal a Sampaoli?

La crisis no es crisis porque todavía resta ver qué sucede en la Copa del Mundo. Algunos, en un manotazo de ahogado o en un optimismo infundado, prefieren elegir la teoría de que a la Selección Argentina le conviene no ser candidato. ¿La realidad? Sería mejor llegar como Alemania, España o Brasil.

Ya no hay excusas. Ya no hay más alertas posibles que pueda sufrir Argentina. La próxima vez que los jugadores se encuentren será para ultimar los detalles y emprender el viaje rumbo a Rusia. Falta poco, pero no siempre. Porque nos falta mucho cuando no está Messi en cancha. Esto somos sin él.