Cuando uno se lo pone a pensar realmente hemos aprendido muchísimo jugando videojuegos. Desde algo simple como poder entender algunas palabras en inglés cuando jugábamos al “Family” y no había juegos traducidos, hasta datos históricos sobre civilizaciones antiguas. Porque más allá de ejercitar nuestra mente, de resolver acertijos y aprender a usar la lógica para sortear obstáculos, también han sido un cierto sustento a nivel académico.

Quizás en el colegio teníamos la suerte de poder contar con aulas con computadoras, donde podíamos jugar algunos juegos que nos enseñaban sobre matemática o lengua. Esa especie de “edutainment” (nombre que recibió en el exterior) no fue tan popular en nuestro país. Pero a nivel comercial sí tuvimos muchos ejemplos de juegos que nos dejaron alguna que otra enseñanza. El querido y muy popular Age Of Empires le enseñó a generaciones enteras sobre quién fue William Wallace, Juana de Arco, Genghis Khan o cómo era el Imperio Bizantino por ejemplo. En los últimos años Minecraft ha podido ser una herramienta educativa para escuelas de todo el mundo: con niveles creados específicamente para esa función, niños y niñas pueden aprender sobre el cuerpo humano, biología e historia.

Pero hay una saga en particular que constantemente se codeó con la historia de la humanidad, con personalidades reconocidas y con procesos históricos, pero que nunca fue a fondo con su pata educativa. Me refiero a Assassin’s Creed, la mega popular franquicia de Ubisoft. Esta serie de juegos siempre transcurrieron en contextos de importancia histórica: la época de Las Cruzadas, la Roma de los Borgia, la revolución norteamericana, la francesa y la industrial. La última edición, titulada Origins, transcurre ni más ni menos que en Egipto, siendo el Assassin’s Creed que más atrás en el tiempo viaja y que, justamente, buscar contar los orígenes de este credo que se encuentra en constante lucha con los Templarios.

Vaya a saber uno porqué, pero recién en 2018 pudimos tener algo que muchos veníamos pidiendo hace tiempo y es la posibilidad de recorrer el mapa libremente, sin miedo a encontrarnos con enemigos, sin misiones poco memorables ni atalayas que trepar. Los escenarios donde se han desarrollado los juegos han sido muy ricos en cuanto los detalles, la arquitectura y la forma de describir la vida de una época. El Egipto de Origins está increíblemente recreado y es un espectáculo visual.

Por suerte la gente de Ubisoft decidió sacar entonces un modo “tour” donde podemos controlar a muchísimos personajes (entre ellos Julio César o Cleopatra) y explorar a nuestro antojo el mundo abierto. No sólo eso ofrece este modo que es totalmente gratuito si tenés el juego o que también podés comprar en PC por separado a 19 dólares. Lo que también nos da son constantes tours que se activan cuando estamos cerca de un punto de interés. Por ejemplo, nos acercamos a las pirámides y empiezan a sonar audios donde alguien nos explica cómo fueron creadas, qué representaban y muchos datos más. Eso es acompañado con infografía de todo tipo e incluso algunos textos e imágenes que nos explican cómo el equipo de desarrolladores tuvo que modificar algunos aspectos para perder realismo pero ganar una mejor experiencia para el usuario. Por lo tanto es hasta una herramienta para conocer sobre cómo se hace un videojuego.

Hay alrededor de 75 tours distintos que también nos pueden contar aspectos de la economía, la alimentación de la época, la importancia de los animales, la biografía de personajes históricos, etc. Es una herramienta que ahora tengo ganas de que esté presente no sólo en todos los Assassin’s Creed, sino en cada juego de mundo abierto que transcurre en un lugar verosímil y realista del planeta. El trabajo realizado en esta actualización es considerable, se siente como si se lo hubieran tomado con verdadera responsabilidad y como si lo hubieran hecho con mucho amor y pasión. Uno puede apreciar la intención de convertir a un juego que en teoría trata sobre asesinos, en una herramienta que puede enseñarle a chicos y chicas de todo el mundo cómo era la vida en Egipto.

Ojalá que muchos maestros y maestras logren integrar un juego así en sus clases. No es sencillo por varios motivos, principalmente los que tienen que ver con presupuesto y recursos técnicos, pero permítanme soñar con un mundo que pueda usar al gaming como parte fundamental de la currícula educativa.