Zannini, Máximo y Cristina, en la lista negra de Paladino

 

La acusación vino desde Nueva York y todavía se desconocen sus consecuencias. Pablo Paladino, ex coordinador de Fùtbol para Todos (FPT), rompió el silencio luego de la confesión del ex CEO de Torneos Alejandro Burzaco, quien dijo que dos funcionarios kirchneristas recibieron coimas. Además de rechazar tales afirmaciones, el ex funcionario sostuvo que "Zannini, Máximo Kirchner y Cristina Kirchner eran quienes se sentaban con Grondona y discutían; nosotros sólo hablábamos cuestiones operativas que tenían que ver con los horarios de los partidos". También defendió al abogado Jorge Dalhon, quien se arrojó anoche en las vías del tren en Lanús.

Por otro lado, revelò que Dalhon se comunicò con él horas después del estallido de la noticia y le propuso encontrarse para pensar una estrategia. "Me dijo que venía para casa y me quedé esperándolo. Le dije que quién tenía la responsabilidad era yo e iba a salir a hablar con los medios”, sostuvo. Ademàs intentò explicar los motivos que podrìan haber llevado al abogado a tomar esa decisión: "Bueno, era un laburante que salía todos los días a trabajar y debe haber visto que el estado de derecho no está garantizado dado los últimos acontecimientos". Y agregó: "Era un hombre que trabajó y se deslomó por su familia. Tenía códigos muy fuertes, se vio en una acusación semejante de un delincuente y no pudo superar en esos segundos una situación así".

Paladino forma parte del círculo íntimo del ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández. En el 2015 intentó lanzarse como sucesor de Martín Insaurralde en Lomas de Zamora. Luego, tras algunos chispazos con su jefe político, coordinó la campaña del ex jefe de Gabinete. La victoria de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires frustró todos los planes.

Zannini, Máximo y Cristina, en la lista negra de Paladino

El ex CEO de Torneos, Alejandro Burzaco, mencionó dos nombres en la corte de Nueva York y provocó efectos inesperados. De acuerdo a su confesión, los funcionarios kirchneristas cobraron 4 millones de dólares para facilitar el ingreso de la TV privada a las transmisiones de los partidos.