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El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, apuntó fijo -de nuevo- contra los abogados laboralistas: "están defendiendo sus prebendas; 600 millones de dólares se repartieron el año pasado quienes litigan en la ciudad de Buenos Aires. Y 60 de ellos se llevaron el 50 por ciento de las demandas realizadas en 2016‘. Si se afina el lápiz, los números dan que cada abogado mueve 5 millones en demandas. El dirigente industrial, José Urtubey ya se había pronunciado en agosto al señalar que la "industria del juicio laboral” va en contra del objetivo de ser más competitivos.

En su visita al Rotary Club, Triaca volvió a bregar por una reforma laboral que se "adecue” a los "procesos de cambio”. Sin embargo, aseguró que "definitivamente” no precarizará las condiciones laborales, ya que el Gobierno procura "subir la vara” en ese sentido. Esta semana el gobierno ya había manifestado su deseo de "blanquear” a cerca de un millón de trabajadores. Desde la otra vereda, la oposición, insiste a destajo con que las intenciones de fondo son otras: la precarización laboral. El paradigma Brasil instalado como miedo de fondo.

Soplan vientos de cambio en la relación del gobierno y la CGT. Triaca, como nunca antes, se deshizo en elogios y guiños para el sector sindical: "veo, en una gran mayoría, a un sindicalismo muy maduro. Hemos retomado el camino del diálogo pese a que en este año electoral a veces las cosas iban para otro lado", sostuvo. Los trató de "aggiornados”, aunque dejó traslucir que y hay "otros que miran con el espejo retrovisor" ¿Se refirió a los de la lista antimafia?

Atrás quedaron las chicanas del ministro de Trabajo hacia la CGT. En agosto les recordó que "cuando se decía que había menos pobres que Alemania se callaban la boca”. Desactivar un hipotético paro en el sprint final antes de las elecciones, un éxito de Triaca.

No es la primera vez que el gobierno apunta contra el fuero laboral. Desde el año pasado, los judiciales se vienen manifestando en contra de un cambio de jurisdicción clave: el traspaso de los tribunales de la órbita nacional a la Capital Federal. Un terreno dónde Cambiemos juega de local.