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Para el editorialista de La Nación, se da en el presente una paradoja: Macri, que desde que firmó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional sostuvo que los lineamientos de ese pacto -es decir, la economía ortodoxa- eran la "la ley de la gravedad”, se ve obligado a ensayar medidas que van en contra de sus propias ideas y que supo defenestrar públicamente en el pasado.

Cristina, por su parte, insinúa a sus cercanos que, de volver a la Casa Rosada, nos será como Nicolás Maduro, actual presidente de Venezuela. Desliza, en su lugar, una salida a la Portugal, como un plan económico expansivo luego de varios años de recesión económica.

La estrategia de ambos se convierte en una polarización forzada. Para Pagni, Macri anuncia que si vuelve Cristina el país tendrá el destino de Venezuela, "pero espera que no le crean” porque entonces la inestabilidad económica se profundizará y la dolarización de las carteras se acentuará. Cristina, en cambio, postula que si vuelve será moderada y la Argentina no irá camino a ser Venezuela, pero tampoco quiere que le crean totalmente, porque entonces la economía podría estabilizarse en el período electoral y jugarle a favor al presidente Macri.

La Justicia Federal, que para Pagni "mira más al poder que al expediente” ya no juega cartas audaces. "Los tribunales orales encuentran dificultades para sentar a Cristina en el banquillo”, subraya. El columnista de La Nación encuentra más continuidades que rupturas entre kirchnerismo y macrismo: "Los parecidos se multiplican: no hay polarización que aguante”.