La apertura pro mercado de Cristina Kirchner, al bajarse del primer lugar de la boleta electoral y nominar a Alberto Fernández como precandidato a presidente, generó grandes cambios en el escenario político. Al ir en busca de los votantes del medio, impactó de lleno en el armado del peronismo federal, que convive con una fuerza conflictividad interna para dirimir la candidatura. Roberto Lavagna insiste en ser un candidato del consenso y quiere evitar las PASO a toda costa. El economista se bajó  y la cumbre del partido quedó al borde de la suspensión.

La encuesta de D’Alessio - Berensztein encendió las alarmas en el peronismo federal. El sondeo indica que un 32% de los votantes podrían cambiar su voto a partir de la nueva fórmula del kirchnerismo. Esa movilización de votantes profundizaría la grieta: 14% cambiaría su voto a favor del kirchnerismo, 12% a favor del macrismo y apenas un 3% a favor de Alternativa Federal.

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Massa espera definiciones del kirchnerismo. Ya fue invitado a participar de las PASO, pero sabe que el arrastre de votos que CFK produciría sobre Fernández significa su derrota. La candidatura a gobernador de la Provincia de Buenos Aires tampoco lo seduce, ya que puertas adentro advierte que el territorio bonaerense es ingobernable y el salto posterior a la presidencia sería imposible.