El fin de semana, el presidente Mauricio Macri anunció que pedirá a la Corte Penal Internacional que se investiguen crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela por el gobierno de Nicolás Maduro, a quien eligió para polarizar en el frente externo. 

Con pocas referencias de países a los que parecerse, Macri apunta a repetir "hacia afuera" la estrategia interna: polarizar con lo que no se quiere ser. Se llame Nicolás Maduro o Cristina Kirchner.

"No cabe ninguna duda que en Venezuela se violan sistemáticamente los derechos humanos, atropellando a la oposición y a los ciudadanos en general. Se ha perdido el valor de la vida", dijo en la entrevista que le dio a Andrés Oppenheimer. El presidente contaría con el apoyo de Colombia, Chile y Paraguay.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ya había utilizado a Venezuela como fantasma hace pocos días, con Alejandro Fantino. La referencia contrafáctica es una constante entre funcionarios de Cambiemos, sobre todo los encargados de viajar al exterior a convencer al mundo del cambio que experimenta la Argentina. 

No es el primer gesto contra Maduro: hace un año le sacó al presidente venezolano el collar de la Orden del Libertador San Martín, la condecoración que le había otorgado CFK en 2013.

Macri, entre la grieta en el frente externo y la polarización con la Venezuela de Maduro

La respuesta de Venezuela a la iniciativa de Macri no tardó en llegar. "Se va a ir él primero antes que Nicolás", dijo el jefe de la Asamblea Constituyente y mano derecha de Maduro. "Si Macri va [a la CPI], nosotros lo hemos dicho: el que se mete con Venezuela termina seco", lanzó.

"No está para hacer muchas maromas (piruetas). Macri está para que se ocupe de su pueblo, un pueblo que está a punto de estallar y ese pueblo argentino sabe cómo estallar", advirtió el referente del PSUV, que comparó a Macri con De la Rúa y elogió al "compañero" Néstor Kirchner.