Lifschitz y Rodríguez Saá: pierde caras la foto con los gobernadores por las exigencias del Fondo
Con sus espadas de la gobernabilidad como el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y las económicas, el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, y el titular del Banco Central, Luis Caputo, Mauricio Macri lleva adelante la contradictoria tarea de negociar con el Fondo Monetario Internacional, en Washington, y con los gobernadores de las provincias, en aras de cerrar el Presupuesto del año que viene.
En esa línea, el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, avisó que no participará de la reunión del martes de Macri con los mandatarios de todos los distritos del país. Si bien anunció que enviará a algún representante santafesino, advirtió que no va a acompañar un proyecto de presupuesto con el que tiene "muchísimas diferencias”. Una cara menos para la foto de la gobernabilidad que planea Frigerio pero que Macri le quiere enviar en un sobre a Lagarde.
El santafesino no es el único que expresa sus diferencias con el plan amarillo. A él se le suma el puntano Alberto Rodríguez Saá, cada vez más cercano a Cristina Kirchner. El gobernador de San Luis exige un peronismo unido para derrotar a Macri, que abarque las ideas que tienen desde el salteño Juan Manuel Urtubey y la líder de Unidad Ciudadana. Una tarea de unión nada sencilla. "Macri busca la gobernabilidad en el Fondo, no en el PJ. Lo hace en el Consenso de Washington. El Banco Mundial y el Fondo se juntan en un happy hour y están todo el día brindando y le dan el recetario a los países como Argentina. El presupuesto se negocia con el Fondo y luego se busca algún socio interno", puntualizó Rodríguez Saá.
"La reunión del martes es clave. Es saber qué busca el gobierno. La foto que quiere el gobierno no va a suceder. Quiere esa foto para que 'los gobernadores apoyemos el presupuesto'. Pero no es así”, agregó. De esta forma, a medida que el FMI pide más ajuste para sostener el préstamo, los gobernadores se alejan de los flashes que solicita Lagarde desde Washington.