La CGT en pocas horas tendrá que decidir cuál será su rol de acá hasta que termine el mandato de Cambiemos. La central obrera camina sobre un vértice del que no quiere caer a ninguno de los dos escenarios en los que se encuentra. Sabe que la economía no da respuesta, que los trabajadores de sus gremios perdieron tras las paritarias, que el acuerdo con el FMI generó malestar en el ambiente sindical, pero tampoco quieren quedar pegados al líder camionero, Hugo Moyano, que declaró que si el martes no firma un aumento salarial del 27%, el jueves 14 realizará un paro general "a la brasilera”.

La CGT, la batalla por el poder sindical y el juego del Gobierno para apagar el 14-J

En la Casa Rosada se espera hoy que crucen la puerta para dejar atrás la idea de la huelga general el triunvirato de mando de la CGT, Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña. Además de ellos, se sentarán en mesa los dirigentes Andrés Rodríguez (UPCN), Armando Cavalieri (Comercio), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Roberto Fernández (UTA) y Omar Maturano (La Fraternidad).

Del otro lado de la mesa los recibirán, Marcos Peña, Nicolas Dujovne, Mario Quintana y el número dos dentro del Ministerio de Trabajo ya que Jorge Triaca se encuentra en Ginebra en el marco de la Organización Internacional de Trabajo (OIT).

Los dirigentes sindicales que se sentarán en la mesa hoy en general siempre tuvieron un perfil más dialoguista con el Ejecutivo. Sin más, Rodríguez, líder de los estatales, firmó hace pocas semanas la paritaria al 15% cuando el acuerdo con el Fondo ya estaba en proceso y la crisis cambiaria achico el poder de compra de los trabajadores. Además, el sindicalista, gobierna la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) desde hace un cuarto de siglo.

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Lingeri es otro de los popes que lleva una vida frente a su sindicato. Sospechado de manejos, al menos, debatibles, hoy en contra del acuerdo con el Fondo y con la amenaza del paro general que el Gobierno quiere frenar se sentarán a negociar.

Dentro de la central obrera hay una lucha latente por el poder de conducción. En agosto serán las elecciones por el nuevo control de la CGT. Moyano introdujo a su hijo Pablo que se presenta junto al líder de La Bancaria, el radical, Sergio Palazzo. Ni los "gordos” ni el gobierno quieren que Moyano vuelva a digitar el mando. Por esto, el Gobierno, según transcendió, les prometerá que no hará cambios en las indemnizaciones que trae con la reforma laboral. Después de salir de la reunión los jerarcas a las 14 llegarán al edificio de Azopardo 802 para la ya pautada reunión con el consejo directivo y allí se terminará de definir el futuro rol que tendrá la CGT.