Matías García sabe surfear. En la política y en la Justicia. De hecho, y a pesar de que su nombre sobrevuele con insistencias las causas que ocupan al extorsionador Marcelo D’Alessio, lucha por sostener su posición de director de Aguas de la Provincia de Buenos Aires (ABSA), cargo al que accedió en épocas de Daniel Scioli.

Vencido el mandato del ex motonauta, y cuando todo hacía suponer que saldría eyectado durante la gestión Vidal, García tejió un polémico entramado que le permitió mantenerse en pie otros cuatro años.

Quienes no lo quieren elaboran cualquier tipo de teorías. Por ejemplo, que funcionó como informante de las nuevas autoridades. “Delator”, denuncian los más crueles. Así habría logrado hacerse de la confianza de los funcionarios de Mariu, que le cuidaron su silla hasta el final. Fue uno de los pocos que se salvó.

En paralelo, García no abandonó sus vínculos –personales y comerciales- con D’Alessio, en particular durante el esplendor del espía trucho, cuando giraba por canales de televisión dando cátedra sobre narcotráfico o relatando espectaculares operativos de los que nunca participó.

La alta visibilidad de D’Alessio redundó en buenas relaciones y oportunidades para García, que nunca dejó su puesto como director de una de las entidades más importantes de la provincia de Buenos Aires.

García ni siquiera cayó en desgracia cuando su socio fue sorprendido por un allanamiento y su posterior detención. La explosión de la causa D’Alessio todavía no logró astillarlo.

De hecho, a García se lo puede ver activamente por La Plata –y también por el centro porteño- negociando su continuidad en ABSA, donde tiene acceso a recursos y relaciones que le pueden servir para sostener su frágil situación judicial.

Por estos días, las tratativas siguen desde Miami, hasta donde llegó García para recibir el año nuevo con su familia, pero sin despegarse de su teléfono. “El teléfono que paga ABSA”, según se queja un compañero de directorio.

Sin embargo, fuentes con acceso a la causa D’Alessio, aseguraron que es muy poco probable que su nombre no cobre notoriedad en las próximas semanas. Es que, si bien el ahora arrepentido espía no lo mencionó en su primera declaración, es probable que el nombre de García surja en breve, cuando se profundice la investigación sobre el despachante de Aduana Gabriel Traficante, uno de los principales acusadores de D’Alessio.

Esto le podría traer varios dolores de cabeza al histórico ex operador sciolista, ya que varios legisladores de la oposición tienen su carpeta entre manos, listos para poner el grito en el cielo contra el nuevo gobierno.

García ruega que no ocurra nunca, o al menos que suceda una vez que su cargo como director de ABSA esté confirmado por el gobernador Axel Kicillof.