“Hagamos números”, le deslizó, como al pasar, Wado De Pedro a Horacio Rodríguez Larreta. La conversación que mantuvieron el lunes 6 en el Ministerio del Interior fue amable, pero el jefe de Gobierno se fue con la certeza de que se venía un sablazo a los recursos nacionales que recibe y el inicio de una nueva etapa: el revival de la batalla del kirchnerismo contra la cuna del PRO.

Alberto Fernández cumplió un mes de gestión y ya rediseñó el sistema de reparto de fondos. Para las provincias, habrá ayuda pero a cuenta gotas. Sólo serán auxiliadas las que no puedan hacer frente a compromisos salariales y de deuda.

Fondos y algo más: entretelones de la pelea entre Alberto y Larreta

Por eso, el Presidente dio vía libre a la suba de impuestos provinciales (de algún lado tienen que conseguir plata los gobernadores) y la Cámara de Diputados prevé sesionar el 22 de enero para oficializar el fin del Consenso Fiscal impulsado por la gestión anterior que obligaba a la reducción gradual de tributos, como ingresos brutos y sellos.

El objetivo central que trazó el Gobierno es ajustar el cinturón y asegurarse la “caja” para los próximos meses. Ahí se inscribe la urgencia por avanzar en la poda a la Ciudad de Buenos Aires. El argumento oficial es que el propio Macri subió el índice de coparticipación de 1,4% a 3,75% en 2016 para beneficiar a su bastión político bajo la excusa de financiar el traspaso de la Policía Federal. Y que ese “premio” ya no tiene razón de ser, insisten en el oficialismo.

En el PRO rechazan esa postura y, es más, sostienen que con los fondos coparticipables apenas les alcanza para solventar el 80% de los sueldos de la fuerza de seguridad.

El miércoles a la tarde, en un bar de Palermo, Larreta se enteró de que Alberto estaba “filtrando” a los medios el recorte. A las 19 sería publicada la noticia en los portales de los diarios. Allí nomás improvisó una reunión de emergencia, a la que se sumaron su vice, Diego Santilli, y otros funcionarios.

La inquietud estaba centrada en que los mensajes informales que iban y venían pronosticaban una baja extrema de arriba de 2 puntos, lo que equivalía a más de 70 mil millones de pesos. Luego, les llegó el dato de que sería de alrededor de un punto y a negociar, es decir, la mitad. Decidieron entonces ir con la opción de respuesta más suave y evitar una confrontación directa del jefe de Gobierno con Fernández.

Larreta elige por ahora el diálogo, pero baraja la vía judicial. Se aferra al artículo 75 de la Constitución que dice que las asignaciones de competencias deben acompañarse de recursos.

Fondos y algo más: entretelones de la pelea entre Alberto y Larreta

¿Cuánto impacta económicamente? Es un golpe, pero no de knockout. En 2019, la Ciudad embolsó unos 80.000 millones de pesos en concepto de coparticipación, lo que representa un 25% del total de ingresos, según cifras del gobierno porteño.

Si bien está a mitad de tabla en el reparto (ocupa el puesto 11 en el ranking de índices de coparticipación de las 24 provincias), es el distrito con mayor poder adquisitivo de sus habitantes y el segundo que más aporta a la torta nacional.

En términos políticos, los porteños son esquivos al peronismo. Larreta es el único dirigente del PRO puro que sobrevivió a la derrota electoral y con ese pergamino arma su camino hacia 2023. En su entorno, consumen encuestas que lo dan con récord de aprobación de gestión en la Ciudad, por encima del 70%. Teléfono para Macri.

A diferencia del ex presidente, Larreta tiene excelente vínculo con el PJ porteño y en eso se esperanza para que la relación con la Nación no se vuelva insostenible. La pelea entre Alberto y Horacio, como fue entre Néstor y Mauricio, termina siendo un “win win” para polarizar y pescar cada uno en su nicho, siempre que no se desmadre.

“¡Quién no quisiera vivir en la Capital Federal, donde hasta los helechos tienen luz y agua!”, dijo Cristina Kirchner, desde La Matanza, el 12 de diciembre pasado, marcando un sendero por el que ya había transitado Alberto Fernández como candidato. El martes, desde Chaco, el Presidente volvió a insistir con la riqueza porteña: “Vengo de una ciudad rica y opulenta donde cada noche más de 7 mil personas buscan los techos de un banco donde ampararse”.

Fernández continúa un eje discursivo que había transitado, sin éxito, Macri. Le pide a la gente hacer un “sacrificio”, un “esfuerzo”, “aguantar”. Pero, a diferencia de su antecesor, dice que “los ricos” tienen que poner más (aunque, en realidad, pongan todos). En ese relato, entra la tajada que debe resignar la Capital, la ciudad más pudiente. También en la misma sintonía está Axel Kicillof, que acusa a la oposición de atenuar la suba impositiva para beneficiar a los “poderosos”. En tiempos de crisis, se trata de los primeros pasos para la reafirmación de una épica, insumo vital para el peronismo.