El ministerio de Seguridad reglamentó el uso de las pistolas Taser para detener a agresores
La cartera liderada por Bullrich destacó en la resolución que la medida apunta a "restringir cada vez más el empleo de medios que puedan ocasionar lesiones o muertes”.
El ministerio de Seguridad reglamentó el uso de armas no letales para detener a los agresores, mediante la resolución 704/2024 publicada en el Boletín Oficial, "con miras a restringir cada vez más el empleo de medios que puedan ocasionar lesiones o muertes".
Además, en conjunto con la Policía de seguridad interna podrá coordinar funciones y jurisdicciones de las fuerzas nacionales, provinciales y de la Ciudad.
Por otro lado, la normativa también indicó que la Ley de Seguridad Interior Nº 24.059 otorga a la cartera dirigida por Patricia Bullrich la facultad de "entender en la determinación de la organización, doctrina, despliegue, capacitación y equipamiento de la Policía Federal Argentina y Policía de Seguridad Aeroportuaria; e intervenir en dichos aspectos con relación a Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina, en estos últimos casos exclusivamente a los fines establecidos en la presente ley".
Además, recalcaron que "los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley establecerán una serie de métodos lo más amplia posible y dotarán a los funcionarios correspondientes de distintos tipos de armas y municiones de modo que puedan hacer un uso diferenciado de la fuerza y de las armas de fuego".
"Entre estas armas deberían figurar armas incapacitantes no letales para emplearlas cuando fuera apropiado, con miras a restringir cada vez más el empleo de medios que puedan ocasionar lesiones o muertes. No obstante, se hará una cuidadosa evaluación de la fabricación y distribución de armas no letales incapacitantes a fin de reducir al mínimo el riesgo de causar lesiones a personas ajenas a los hechos y se controlará con todo cuidado el uso de tales armas", agregó la resolución.
Para el Ministerio, las armas no letales resultan imprescindibles para su utilización en situaciones en las que representarían un exceso o que significarían un grave riesgo para otras personas ajenas al agresor, fundamentalmente en lugares de alta concentración de público.