El Gobierno cerró una semana para el olvido, con varias derrotas legislativas y frentes de tormenta internos
A la luz verde de los diputados a una ley de actualización presupuestaria para universidades, se sumaron el rechazo a la ampliación de fondos para la SIDE y la sanción de la reforma jubilatoria. Arrieta, otra piedra en el zapato.
El Gobierno cerró una semana para el olvido en el Congreso, al cosechar una serie de derrotas legislativas consecutivas que dejaron en evidencia su debilidad parlamentaria, y también en su propio seno, donde debió capear una tormenta que la semana próxima lo dejará seguramente con un legislador menos en la Cámara de Diputados.
La primera piedra en el zapato fue la aprobación en la Cámara baja de la ley de actualización presupuestaria para universidades públicas nacionales, que incluye una recomposición salarial automática para docentes y no docentes.
En este caso, al oficialismo no le alcanzó el apoyo incondicional del PRO para evitar el cañonazo fiscal que significó la aprobación de un proyecto que golpeó al ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, producto de una jugada entre el kirchnerismo, el radicalismo, la Coalición Cívica y Encuentro Federal, que consensuaron un solo dictamen.
La segunda estocada ocurrió el martes, cuando el senador radical Martín Lousteau se quedó con la codiciada presidencia de la comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia.
El kirchnerismo aprovechó la falta de consenso en el oficialismo para ungir a un único candidato y urdió un acuerdo con la UCR, lo que dejó a La Libertad Avanza sin la posibilidad de poner allí a unos de sus hombres.
Con esta integración de la Bicameral, el kirchnerismo y Lousteau podrán utilizar el cuerpo para posar la lupa y poner en tela de juicio la actividades que desarrolla la relanzada Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
Acto seguido, el miércoles último, la Cámara de Diputados rechazó el decreto 656 de ampliación presupuestaria para ese organismo de inteligencia.
Fueron 156 votos a favor, con el dato político de que en esa cosecha había una veintena de rúbricas del PRO, que votaron de esa forma con la venia del líder de ese espacio, Mauricio Macri.
Tras esa derrota legislativa, llegó la decisión de los senadores de firmar un proyecto de resolución para retrotraer el más que polémico aumento de sus dietas que se habían otorgado el lunes anterior, que el presidente Javier Milei consideró "una traición al pueblo argentino".
El jueves, el juez Ariel Lijo defendió su candidatura ante el Senado para ser ministro de la Corte Suprema de Justicia. Era previsible para el oficialismo la resistencia de buena parte de la oposición, pero no tanto el rechazo de la vicepresidente Victoria Villarruel, quien de esta forma sumó algo más de tensión a la relación que mantiene con el mandatario.
Finalmente, el nuevo sablazo que sufrió el Gobierno fue la sanción en la Cámara alta del proyecto de reforma jubilatoria que ya tenía el visto bueno de Diputados y que, entre otros puntos, eleva los haberes previsionales en un 8,1%.
Cuando había trascendido que Milei estudiaba con su equipo económico aceptar esa suba pero vetar otros artículos de la iniciativa, el propio mandatario confirmó que su rechazo será total, como había adelantado en junio, cuando la norma pasó por el filtro de los diputados.
Este viernes, en un acto en la Bolsa de Comercio de Rosario, el Presidente reconfirmó que el veto será "total" y, visiblemente molesto, volvió a llamar "degenerados fiscales" a quienes consideró que pretenden "destruir el plan económico" libertario.
La mayoría de los senadores del PRO se sumaron a la jugada en favor de la reforma jubilatoria, aunque Mauricio Macri respaldó el veto presidencial.
Para colmo de males, al oficialismo le estalló otra bomba en el seno de su bancada de Diputados por las derivaciones del escándalo que se generó a partir de la visita de legisladores a represores presos en Ezeiza, que terminó con la decisión de expulsar a Lourdes Arrieta, hecho que ocurrirá el martes próximo.
La mendocina había quedado en una situación muy delicada después de denunciar judicialmente a los compañeros de su bloque que se entrevistaron con militares presos, y más aún luego de sugerir una responsabilidad del presidente de la Cámara baja, Martín Menem, por la supuesta autorización del traslado en vehículo oficial.
El miércoles pasado, un grupo de diputados libertarios la increpó por poner al desnudo las diferencias internas y por seguir dándole cuerda a un tema que La Libertad Avanza necesitaba ponerle un cierre.