El balance del primer año libertario en el Congreso: qué logró el Gobierno, qué frenó y qué le quedó pendiente
Luego del cierre del ciclo ordinario, con la llegada de diciembre el Ejecutivo se prepara para convocar a sesiones extraordinarias, mientras analiza el temario en medio de la fuerte puja con la oposición por imponer la agenda.
A poco de que se cumpla el primer aniversario de la gestión de La Libertad Avanza en el país, y luego de un año de sesiones en el Congreso de la Nación, que fue epicentro de álgidos debates con la oposición, el Ejecutivo se prepara para convocar a extraordinarias mientras analiza el temario y puja por imponer agenda, tal como lo hizo durante sus primeros 365 días de gobierno.
Al desembarcar en el Parlamento, los libertarios -en franca minoría en ambas cámaras- tenían múltiples frentes abiertos y la cancha muy inclinada en contra, salvo por la alianza que se gestó antes del balotaje con Mauricio Macri y que el PRO cumplió en la mayoría de las oportunidades.
Además, Javier Milei decidió dar su primer discurso presidencial dándole la espalda literalmente al recinto donde debatieron los legisladores, a los que en reiteradas oportunidades descalificó llamándolos "ratas" y parte insoslayable de "la casta".
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Con todo, el oficialismo siempre fue muy consciente de la necesidad de generar puentes y negociaciones con el Poder Legislativo para avanzaron con la ola de reformas que pretendía poner en marcha y que dejó en claro con su primer decreto de necesidad y urgencia, el famoso 70/2023, que le valió varias disputadas judiciales y mucho descontento de los diputados y senadores.
El control de la agenda parlamentaria, que fue clave este 2024, también lo será en 2025, año electoral en el que el Gobierno aspira a emparejar la cancha sumando legisladores. Pero para eso, faltan varios meses. Antes, es necesario que decida qué temas le pedirá a ambas cámaras que traten durante el verano, algo que también le produjo varios roces con los dialoguistas y los propios gobernadores.
Sin embargo, con menos de un tercio de las bancadas violetas -y las amarillas del PRO más algunos otros aliados circunstanciales- Milei logró mantener el control de las discusiones parlamentarias. No sobró nada, pero alcanzó para tener corta la rienda y, a pesar de algunos sobresaltos, los triunfos fueron más considerables que las derrotas.
Entre las luces verdes, se destacan los de las sanciones de la Ley Bases, el "paquete fiscal" y la Boleta Única de Papel (BUP). Y, entre los reveses, pasada la turbulencia inicial para la primera de esas normativas resaltó el rechazo a ampliar los fondos de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) por decreto.
A los pocos días de asumir, el oficialismo mandó al Legislativo el proyecto de Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. Aunque arrancó como un megaproyecto cuya versión original tenía más de 600 artículos que tocaban casi todas las áreas del Estado nacional y de la vida de los argentinos, hubo que entender que, para gobernar, hay que negociar.
Se trató de la primera prueba política concreta que atravesó el equipo de Balcarce 50, donde después de arduas convocatorias y conversaciones, la fragilidad de los acuerdos y probablemente las inexpertas decisiones oficiales terminaron con un fracaso a principios de febrero. Entonces, el Ejecutivo se vio obligado a retirar el proyecto y hacer un nuevo intento en marzo, con más avales en mano.
La versión posterior fue más acotada y, con mejores intermediaciones, logró el visto bueno en la Cámara de Diputados, siempre con ayuda de otros bloques. Sólo el kirchnerismo duro y la Izquierda se resistieron en esa ocasión. Parte del éxito consistió en dividir la norma y dejar aparte el proyecto fiscal, que también terminó con luz verde, a pesar de los acalorados debates.
La Libertad Avanza se anotó así un pulgar arriba para las facultades delegadas; el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI); las privatizaciones; la reforma laboral; y el blanqueo de capitales; entre otras iniciativas.
Otra de las jugadas que salieron bien fue la de la Boleta Única de Papel, que se estrenará en los próximos comicios legislativos de medio término, donde a nivel nacional se dejará de lado la "lista sábana".
Pero en este camino de un año hubo rosas con muchas espinas. En lo que respecta a las jubilaciones y el presupuesto universitario, debió acudir a vetos del Ejecutivo nacional para impedir que triunfara la posición de la oposición, que había logrado los votos en las cámaras para ampliar ambas cajas y mejorar la situación económica de la clase pasiva y las casas de altos estudios.
En ambos casos, los violetas tuvieron apoyo del partido liderado por Mauricio Macri y de un grupo de radicales, a los que la división interna les jugó varias malas pasadas en el año legislativo, hasta terminar incluso en la formación de un bloque separado de un grupo de díscolos.
La derrota más dolorosa, probablemente, ya que contó con el freno del PRO, fue la que impidió ampliar por decreto los fondos de la SIDE. El caso le valió también varias discusiones internas, y con su principal aliado.
Mientras tanto, por estas horas el Gobierno analiza qué temas incluir para que el Congreso debata este verano. Su mayor aspiración es avanzar con más reformas electorales como, por ejemplo, la eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Y acá tampoco tendría apoyo de los amarillos, aunque sí es un proyecto que le interesaría avalar al kirchnerismo.
No obstante, hay muchos más proyectos que la oposición esperaría tratar, pero que por el momento Milei y su equipo preferiría demorar o ignorar, entre ellos el controvertido tema de la "Ficha Limpia", que le impediría candidatearse a Cristina Kirchner, y algunas privatizaciones.