Contador, heredero de Sapag y cercano a Macri: el legado que busca continuar Omar Gutiérrez
Omar Gutiérrez carga en sus espaldas con una responsabilidad significativa. El gobernador neuquino no solo buscará este domingo obtener su reelección, sino que deberá revalidar el liderazgo del Movimiento Popular Neuquino, que desde 1962 se ha impuesto en todos los comicios provinciales, sin fisura alguna.
El contador de 51 años ha ocupado múltiples cargos en la administración pública provincial bajo la insignia del MPN, pero fue recién en 2011 cuando su mentor y antecesor en la gobernación, Jorge Sapag, lo llevó a cobrar relevancia al designarlo como ministro de Economía y Obras Públicas del distrito.
Tras aquella gestión, fue elegido por el hijo del fundador del imbatible partido neuquino -Elías Sapag- para continuar con un legado que ya contabiliza 57 años ininterrumpidos en el poder.
El gran respaldo con el que cuenta el MPN se remite al estrecho vínculo que cultivó, desde el siglo XX, con los sindicatos del sector petrolero, que tienen más de 50.000 afiliados en una provincia de 493.000 electores. En este sentido, Gutiérrez posee como aliado a Guillermo Pereyra, el senador nacional que es líder del gremio de petroleros.
Desde que desembarcó en la casa de gobierno provincial, forjó una relación cercana con Mauricio Macri, al punto que los legisladores de su partido tuvieron injerencia en varias leyes que promulgó el oficialismo. Un ejemplo fue la eventual implementación de la reforma laboral, la cual fue aceptada desde un primer momento.
Sin embargo, en los últimos días buscó distanciarse del oficialismo, al criticarlo por el recorte de subsidios impulsado en el programa de estímulo a la producción de gas no convencional, en tanto insistió con su pedido para que elimine las retenciones a la exportación de petróleo.
Para diferenciarse de sus contendientes -Rioseco, de Unidad Ciudadana y Quiroga, de Cambiemos-, Gutiérrez apeló a la independencia que tiene la provincia respecto a la Nación con el Movimiento Popular Neuquino, un hábito que consolidó a lo largo de su historia.
"No vamos a permitir que ningún delegado de los partidos de Buenos Aires, que viven chocando el país, quiera someter la provincia a sus intereses y apropiarse de lo que es de los neuquinos", disparó en el epílogo de su campaña proselitista, de cara al complejo desafío que le deparan las urnas.