Luego de que se anunciara la instalación de un alambrado de 200 metros en la frontera con Bolivia, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aseguró que se trata de "una medida de protección para la población y todo el país" y argumentó en su defensa: "Es el punto más álgido de entrada de cocaína al país".

"Es un paso fronterizo en el que había absoluto descontrol y en el último tiempo se había asentado el crimen organizado, mediante bandas, con muertes de sicarios", resaltó la funcionaria en diálogo con LN+. "El problema ahí era el ladrón cuidando a las gallinas", agregó.

Bullrich enfatizó en que el "objetivo es taponar la zona por donde más droga entra" a la Argentina y ejemplificó: "Tras asentarnos bien en Rosario tomamos la decisión de armar el plan con la provincia de Salta y el interventor de Aguas Blancas, Adrián Zigarán. Imaginen que el intendente, Carlos Martínez, está con una causa por narcotráfico. Llevamos policía, Prefectura Naval y Gendarmería para cuidar el río y terminamos con los pasos ilegales".

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La ministra explicó que Zigarán está lanzando una "licitación para impedir el paso por caminos alternativos", en el marco del Plan Güemes, presentado en diciembre pasado.

Desde que se puso en marcha el programa en la provincia, la Prefectura Naval efectuó tareas de patrullaje, por primera vez, en las aguas del Río Bermejo, que hasta entonces era controlado exclusivamente por las fuerzas de seguridad bolivianas.

Luego del anuncio, el Gobierno celebró la medida a través de una publicación en X en la cuenta de la cartera de Seguridad. "Elimina el bypass que permitía eludir los controles de la Gendarmería Nacional, refuerza controles exitosos existentes, y pone fin al caos en este punto crítico de la frontera", postearon.

Ante algunas quejas de funcionarios bolivianos, el gobernador Gustavo Saénz afirmó que la medida busca "evitar que puedan cruzar y generarnos un descontrol" y añadió que el Gobierno argentino "no tiene por qué darles explicaciones" a sus pares del país vecino.