En plena transición del gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Augusto Costa emerge como una de las principales figuras del equipo técnico de Axel Kicillof para administrar las cuentas públicas. Hombre del riñón del próximo gobernador (“nos conocemos hace más de 25 años”, aclara) el ex secretario de Comercio anticipa los principales ejes de la próxima gestión: “Nuestro enfoque será la salud, la educación, la producción y el empleo”.

Costa, además, presentó un libro (Todo precio es político / Editorial Aguilar) en el que hace un enlace entre la academia y el Estado para repensar los números de la economía y el programa Precios Cuidados. “El gobierno de Macri creyó que con un pacto de caballeros entre empresarios se iba a poder llevar adelante el programa de Precios Cuidados. Eso nunca iba a funcionar”, indicó.

¿Por qué escribir un libro sobre precios?

-Los precios son algo que nos atraviesan a todos. Vivimos en una economía donde el mercado determina gran parte parte de nuestra vida, desde lo individual hasta lo social. Entender el proceso de formación de precios, por qué pagamos lo que pagamos, es clave para entender cómo funciona la sociedad.

Más allá de la referencia ricotera, ¿por qué todo precio es político?

-Era muy importante, desde el título, dejar en claro el mensaje del libro. Soy fanático de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, me encantan. Pero para el título le tengo que dar los créditos a una persona que no conozco: en una marcha en el 2015 o 2016, una niña sostenía un cartel que decía “Todo precio es político”. Me pareció un mensaje muy potente. Me llevó a mis años de la facultad, donde nos enseñaban la teoría neoliberal de la economía, que es la que reina en la academia. Nos decían: “En el mercado están los precios de mercado, que son lo que determinan cuando interactúan la oferta y la demanda, y el Estado no se mete. Y después están los precios políticos que son aquellos que se determinan cuando el Estado se mete”. Sin embargo, la reflexión del libro es que cuando tenés una economía de mercado muy concentrada, como la Argentina, cuando el Estado no se mete también está tomando una decisión política. ¿Cuál es? Dejar que los poderosos, en cada uno de los mercados, se aprovechen de la situación para tener mejor rentabilidad perjudicando a los más vulnerables. Siempre, en todo precio, hay una decisión política.

El libro habla sobre tu paso por la Secretaría de Comercio y el programa de Precios Cuidados. ¿Fue una medida para amainar la inflación o para desconcentrar la economía?

-Antes que nada fue una política de defensa al consumidor. Precios Cuidados fue mostrar a los consumidores que por un litro de leche es razonable pagar un determinado precio, por un paquete de fideos es razonable pagar esto. Después, el consumidor decide la marca que le gusta, pero sabiendo el precio de referencia. Ahora, el programa también tiene efectos sobre cómo se van moviendo los precios. Como el congelamiento de precios no es una política razonable cada tres meses, se iban actualizando los precios y ahí nos sentábamos a negociar, viendo a partir de cuánto aumentaban los costos. Por último, permitió desconcentrar mercados porque, por un lado, es típico que las grandes marcas lleven adelante políticas que impiden la libre competencia en las góndolas. En cambio, Precios Cuidados incorporaba PyMEs locales en su programa para que también lleguen a las góndolas.

Fuiste crítico en la implementación de Precios Cuidados en el gobierno de Macri. ¿Por qué?

-El gobierno de Macri vio que tenía mucho costo político dar de baja un programa que era muy valorado por los ciudadanos y por eso lo mantuvo. Ahora el gobierno nunca se dio cuenta de qué se trataba la política porque despreció todo lo que estaba atrás de Precios Cuidados. Se desarticularon todos los mecanismos que componían Precios Cuidados: analistas, especialistas, inspectores. Y el gobierno entendió que con un pacto de caballeros entre empresarios se iba a poder llevar adelante el programa. Eso nunca iba a funcionar.

Inflación y desafíos del próximo Gobierno

Argentina es uno de los 10 países con más inflación en los últimos diez años. ¿Por qué se da esa tendencia y por qué no se puede revertir?

-La inflación es un problema estructural de la Argentina. Con dos tipos de políticas distintas tuvimos problemas de inflación. Bajo el anterior gobierno, la inflación estaba influida bajo una política que estimulaba mucho el mercado interno y administraba el comercio exterior para que no impida el desarrollo de sectores que, en un esquema de apertura indiscriminada, serían inviables. Por otro lado, cuando la economía crece y se industrializa requiere muchos dólares y la economía no produce los dólares para responder a esa demanda, entonces deriva en una presión en el tipo de cambio. Todo esto generó una tasa de inflación alta. Ahora bien, la inflación estaba por debajo de los salarios, de los ingresos de los jubilados y los beneficiarios de los planes sociales. Ahora todo lo contrario. Además, en la gestión actual se duplicó la tasa de inflación con una política con respecto al tipo de cambio desacertada, dejando que haya devaluaciones y una política tarifaria que metió muchísima presión a los costos internos.

Alberto Fernández insistió en la reactivación del mercado interno. Retomando lo que dijiste, ¿no sería meterse en la encrucijada de falta de dólares cuando se quieran importar insumos?

-La restricción externa es una amenaza latente. Cada vez que te quieras industrializar vas a tener esa amenaza en el horizonte. Para correr esa restricción externa tenes que tener una política macroeconomómica consistente, pero no sólo eso, sino que además debes incorporar una política industrial que permita ir restringiendo la necesidad de divisas, sustituyendo importaciones, e incentivando las exportaciones. Es un problema mayúsculo para el próximo gobierno, pero con una política coherente se puede ir dando respuesta al problema sin generar el desastre económico que hizo este gobierno.

Foto NA: Nacho Uranga.
Foto NA: Nacho Uranga.

El desafío en Buenos Aires y el ¿Ministerio de Economía?

¿Cómo encontraron las cuentas públicas de la Provincia? ¿Ya tienen pensado el paquete de medidas para los primeros cien días?

-La Provincia se encuentra en una situación delicada en términos de las cuentas públicas, económica y social. Eso lo sabemos. Lo que no tenemos del todo claro son los datos de ejecución presupuestaria. Nosotros calculamos un déficit entre 50.000 y 80.000 millones de pesos para este año, una situación de mucha fragilidad. Por el otro lado, es difícil adelantar medidas. Lo que si vamos a hacer es atacar inmediatamente la situación económica y social. Las prioridades van a ser la salud, la educación, la producción y el empleo. Hay que tomar medidas de mediano y largo plazo.

En las últimas entrevistas que te hicieron te preguntaron si vas a ser ministro de Economía de la Provincia. ¿Querés serlo?

-Te voy a responder como futbolista. Me gustaría estar en el lugar que más sirva. Hace 25 años que estoy trabajando con Axel (Kicillof) y tengo la suerte de formar parte de un equipo que tiene gente capacitada, con mucha experiencia tanto académico como de gestión. Antes de hablar de una posición determinada, vamos a llevar adelante un programa de gobierno que va a sacar adelante la provincia como está.

Por último, sabiendo de tu cargo como vicepresidente en Vélez y tu fanatismo por el club. Si tenés que elegir a uno, sí o sí. ¿Heinze o Kicillof?

Depende para qué. Para conducir la Provincia de Buenos Aires, Axel. Ahora, para conducir el primer equipo del club de mis amores, Heinze.