La imagen de Mauricio Macri no crece con los cortes de lazos de importantes obras públicas y sobresale la impotencia en el seno de la Casa Rosada por un escenario electoral que parece adverso: el principal candidato de la oposición, Alberto Fernández, está avanzando en una alianza con el tigrense Sergio Massa y, por otro lado, Roberto Lavagna, que rasca votos desde las filas de Macri, parece decidido a competir por su cuenta.

Ante ese panorama, el principal consultor que tiene Cambiemos, Jaime Durán Barba, explicó en su columna dominical que, en política, las matemáticas son complejas. Con esa hipótesis, y amparado en los datos de elecciones previas (2005 en CABA y 2015 Nacional) el ecuatoriano sostuvo que la alianza entre Massa y Fernández puede provocar que los votantes del tigrense se enojen con él por encolumnarse detrás de la expresidenta nuevamente.

Durán Barba: "No todo suma. ¿Cuántas personas que ven bien a los gobernadores peronistas votarían por Cristina Kircher?"

La intención de voto de su candidato no es lo que más preocupa a Durán Barba a varios meses de las PASO y aún más de la primera vuelta, pero sí está atento a la evolución de la relación entre la imagen positiva y negativa de Macri. Según los estudios de su consultora, lo conveniente para un candidato es que su imagen negativa no sea superior al 35%, un número que Macri supera con creces.

Sin embargo, algunas elecciones de los últimos tiempos le aportan un dejo de optimismo. Por ejemplo, en Estados Unidos, en la contienda entre Donald Trump y Hillary Clinton, ambos tenían un 50% de imagen negativa. Lo mismo sucederá, asume, en estas elecciones en la Argentina: a la boleta "FF” le corresponderá un rechazo cercano a la mitad del electorado y algo similar le sucederá a Macri, que todavía no tiene compañero de fórmula.

Durán Barba: "Muchos cometen el error de dejarse llevar por la lectura inocente de los números de las encuestas"

"Supongamos que Schiaretti o Urtubey, cautivados por el liderazgo de Alberto, apoyan la fórmula de los Fernández. La matemática política tendría problemas. ¿Cuántas personas que ven bien a estos gobernadores, que nunca fueron K, ni tienen ese estilo, votarían por Cristina? ¿Cuántas se enojarían con ellos y los abandonarían? Probablemente tendría enormes costos en el mediano plazo y terminarían desapareciendo en el molino autoritario. Muchos cometen el error de dejarse llevar por la lectura inocente de los números de las encuestas”, concluyó.