La primera gran definición que dejó el 21-F es que Hugo Moyano le trasladó la estelaridad del acto a las cientos de miles de personas que colmaron la avenida 9 de Julio. No obstante, también arrojó otras dos definiciones: la conformación de un nuevo arco opositor y la certificación de la defunción de la actual conformación de la CGT.

21-F, el día después: crea Moyano un nuevo arco opositor mientras habilita un café a Macri

 

Más allá de la modestia de las figuras sindicales que coparon el palco principal, la heterogeneidad de las facciones políticas que se encauzaron en la intersección de la avenida 9 de Julio y Belgrano no es un detalle menor: allí convivieron La Cámpora; el rompecabezas incompleto del PJ bonaerense de la mano de los intendentes (el hecho de que jefes comunales massistas se hayan sumado a la convocatoria extiende los márgenes); la izquierda y las organizaciones sociales, que hasta hace poco se miraban de reojo y con desconfianza.

El kirchnerismo aprovechó para desplegar. Participaron: el bloque de diputados del FPV-PJ, que lidera el santafesino Agustín Rossi (con proyección de cara al 2019); su subproducto La Cámpora, cuyo líder Máximo Kirchner apareció fuertemente custodiado junto a su columna. También estuvo la cúpula del PJ bonaerense, compuesta por los intendentes Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echeverría) y algunos sueltos: el ex juez de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Raúl Zaffaroni; el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández y Alberto Fernández.

La presencia de Máximo, Pablo Moyano y Juan Grabois también emplazó un escenario virtual en la city porteña. Sobre él estaban la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Papa Francisco. "El Papa reagrupa", dijo uno de los dirigentes sociales más cercanos a su santidad. El líder de  la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) asoma como un enlace e interlocutor de fuste entre los sindicalistas y las organizaciones sociales, cuya presencia fue importante. El propio Moyano salió a bajarle el precio a una supuesta alianza entre el hijo de la ex mandataria y su primogénito: “Pablo habló una sola vez con Máximo. La prensa ya puso que negociaron”, esquivó el camionero. El 21-F nació un nuevo frente social que habrá que ver como se desenvuelve de cara al 2019.

Certificado de defunción

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Así como Mar del Plata fue la tumba del ALCA, en avenida 9 de Julio y Belgrano se firmó el certificado de defunción del actual triunvirato de la CGT. El único emisario de la calle Azopardo que estuvo en el palco (y que fue el primer orador del encuentro) fue Juan Carlos Schmid. Tanto Héctor Daer como Carlos Acuña pegaron el portazo y abandonaron a Moyano. La marcha dejó un escenario de virtual reunificación del arco opositor, tal como ya había dado muestras en la discusión parlamentaria de la reforma previsional. Ahora vendrá la discusión por una nueva conducción sindical: el objetivo del Gobierno de fracturar definitivamente la CGT se cumplió.