Un joven de 19 años sufrió muerte cerebral tras recibir una patada en la cabeza durante una pelea afuera del boliche Cyrux, en la localidad bonaerense de Gregorio de Laferrere. Se trata de Lautaro Alvaredo, quien el pasado fin de semana salió a bailar con sus amigos y uno de ellos tuvo una discusión por la rotura de unos anteojos, por lo que todos fueron sacados del establecimiento.

Allí, Lautaro se metió en la pelea, cayó al piso y otro joven le pegó una patada en la cabeza que le generó convulsiones y la muerte cerebral. Ahora se encuentra internado en la clínica Mariano Moreno, de La Matanza, mientras que el agresor, también de 19 años e identificado como Ian Noguera Galeano, está prófugo.

El padre de Lautaro, Diego Alvaredo, contó en una entrevista a C5N que “era la tercera vez que salía a bailar él, o la cuarta, no más de eso”. En este marco, aseguró: “Yo le pedí que por favor me avisara que estaba bien, que iba en Didi y volvía en Didi. Esa era la condición para que no tuviera problemas ni me lo robaran en la calle, pero me lo mataron igual”.

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Según el relato de los amigos del joven agredido, la seguridad del boliche los sacó del establecimiento y les cerró la puerta. “Lo dejaron afuera. Ellos eran todos chiquitos y se notaba que no eran pibes de la noche. Se notaba mucho cómo se vestían, por cada cosa que hacían pedían disculpas o se corrían, y se aprovecharon y me lo dejaron afuera”, denunció el padre. 

A su vez, agregó que “le empezaron a pegar y ellos no saben en qué momento le pegaron a Lautaro, quien cayó y empezó a convulsionar”.

Tras el ataque, la recorrida para recibir atención médica fue un calvario. “Hizo un paro cardíaco y falleció, lo reanimaron pero estuvo seis minutos muerto. No sé cómo lo reanimaron con tanto tiempo. Y ahí terminó de colapsar el cerebro, porque seis minutos sin sangre en el cerebro… era sabido que iba a pasar esto”, detalló Diego.

La ambulancia no venía, un patrullero no lo quería llevar”, contó el padre, a la vez que agregó que en uno de los hospitales no lo quisieron atender por considerar que estaba alcoholizado y lo derivaron a una clínica de su obra social.

“Catorce horas estuvimos esperando que viniera la ambulancia de UTA, todo por papeleo, que faltaba un papel, que no habíamos hecho la denuncia, que faltaba esto, aquello… Sufrió mucho mi hijo, hoy tendría que estar vivo”, lamentó Diego.

El padre de la víctima denunció que a su hijo “lo abandonaron de todos lados” y aseguró: “No me lo querían trasladar al Balestrini porque yo tenía obra social, y en la obra social tardaron mil horas en atenderme, mil horas en ver si tenía todos los papeles como para derivarlo”. 

“Y después tardaron 14 horas en mandarme una ambulancia, 14 horas en las que mi hijo convulsionó y fue fue muriendo de poco”, reiteró. En este sentido, Diego se refirió a dos culpables de la muerte cerebral de Lautaro: el joven que le pegó y “toda la burocracia”. 

El episodio deja en claro que, pese a la conmoción y condena social que generó el caso ocurrido en 2020 en Villa Gesell con Fernando Báez Sosa, asesinado a golpes por ocho jóvenes rugbiers, todos ellos condenados en 2023 a penas de entre 15 años y cadena perpetua, la violencia en el marco de las salidas nocturnas no cesa.