Lo que Fabiola quiere
Fiambrola Chiruza Yañez: florero, periodista y actriz. El bullying gorila logró sobrevivir y reiventarse incluso mejor que su representación partidaria. Menos de veinticuatro horas tardó Google en rectificar los datos, luego de que Fabiola Andrea Yañez -periodista, actriz y primera dama de la Argentina- demandara al buscador para que le contara cómo se generó la publicación, durante cuánto tiempo estuvo activa y qué cantidad de visualizaciones e interacciones tuvo. Un día después, el solero escotado de gasa celeste que eligió para visitar una escuela rural de Chaco inspiró memes de Elsa de Frozen y la convirtió en tendencia en Twitter.
No te cuida la Policía, te cuidan las amigas. Fue la vicepresidenta Cristina Kirchner la que llamó a Fabiola para contarle que, si Google legitimaba el “Fiambrola Chiruza Yanez: florero, periodista y actriz”, ella podía hacer algo y, según contó el periodista Diego Genoud, le ofreció la asistencia de los abogados que meses antes la habían asesorado a ella en una misión similar. Pero como en realidad Fabiola y Cristina no son amigas, el llamado y la aceptación inmediata del consejo se convirtieron en un dato para leer los tire y afloje del mapa del Frente de Todos.
Al menos en términos políticos, Fabiola tan florero no es porque interpela. La oposición se indigna por el crossover que ensaya entre el rol tradicional de primera dama dedicada a la acción social con agenda protocolar y la exhibición de un cuerpo joven, hegemónico y empilchado. En el Gobierno, en cambio, acompañan sus iniciativas desde distintos rincones del organigrama, pero subyace la incógnita sobre por qué la misma gestión que apuntala desde el Ministerio de las Mujeres un relato del poder con perspectiva de género y toma varias causas del feminismo mainstream elige, a la vez, una representación del rol con vetas conservadoras. La respuesta tal vez sea fácil, más biográfica que política: qué quiere Fabiola.
“Nací en una familia pobre y soy peronista desde siempre aunque no tengo militancia política”, se definió sin vueltas en una entrevista que le dio a Página 12 durante la campaña. La crío su madre, con ayuda de su abuela, en Villa Regina, Río Negro. Cuando tenía 12 se mudó junto a ella y a su esposo a Alem, en Misiones; también vivieron en San Lorenzo y en Rosario. Las mudanzas hicieron que cursara en trece colegios y, si bien reconoce que hubo momentos duros, cree haber capitalizado cierto don para la adaptación.
La primera vez que enfrentó la cámara fue como conductora infantil en un canal de Rosario, en 2002. Después, estudió teatro con Carlos Evaristo, en el Actor´s Studio con Matías Gandolfo y Dora Baret y cumplió con la dinámica de books, castings y bolos que enfrenta toda aspirante a actriz.
La historia entre Fabiola y Alberto tiene una trama más política que de cuento de hadas: periodista y fuente, no sería la primera vez. Se conocieron en 2013 cuando ella -una estudiante de Periodismo de la Universidad de Palermo que trabajaba en el área institucional para cumplir con los requisitos de la beca con la que contaba- lo contactó para dar una charla. Más tarde, volvió a llamar al ex jefe de Gabinete para pedirle una entrevista para la tesis de la carrera, “Análisis de la tensión interdiscursiva entre Néstor Kirchner y Clarín”, aprobada con 10. El tercer y último paso lo dio él, meses después, cuando la invitó a salir. Fabiola se convirtió en testigo de cómo él articuló al peronismo no kirchnerista y Alberto la miraba embelesado desde las primeras filas del Broadway cuando ella se sumó al elenco de “Entretelones”.
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Trabajó como columnista en Radio 10, como corresponsal de CNN en España y entrevistó para Infobae a un periodista español que había sido secuestrado por Al Qaeda. En 2016, se comprometieron en París. “Engagé dans París, immensement heureux”, posteó en Instagram junto a una foto de un brindis burbujeante con alianzas.
El día que Cristina le anunció a Alberto que lo había elegido como cabeza de fórmula, él salió del departamento de Barrio Norte y llamó a Fabiola: “Te pido que te prepares”. Y sí, la llegada a Olivos trajo cambios. Dejó el periodismo, dejó la actuación y junto con un equipo de comunicación y protocolo diseñó una agenda para acompañar: visita escuelas y comedores, se reúne con ministros e integra la comitiva del Presidente cuando viaja a las provincias. También asumió la coordinación general de la Alianza de Cónyuges de Jefes de Estado y Representantes y es Presidenta Honoraria de la Fundación Banco Nación.
"Vive y sueña”, alienta el sello con el que firma todas las fotos de su cuenta en Instagram. Los vestidos de Natalia Antolín, los trajes de la cápsula CM Premiere que Cynthia Martos creó en su honor y los tapabocas con moño estilo Nikita diseñado por Florencia Tellado alimentan ese feed a pura curaduría. “Les comparto este hermoso recuerdo de cuando trabajaba de periodista”, posteó cual retirada el 7 de junio para celebrar el Día del periodista. A veces, durante los actos en el Conurbano, reaparece la vocación y Fabiola abandona la impronta “Vive y sueña” para, en complicidad con sus amigos movileros, llevar algún celular hasta el Presidente: “Atendé”.