Caliente como pava de lata está la interna en el Jardín de la República, que viene escalando desde el pasado marzo y encima por poca cosa, por un detallito de esos que solo importan cuando la procesión va por dentro y pide a gritos una excusa para estallar.

Resulta que Manzur vio su autoridad desafiada cuando, tras pedirle a su vice promover en la legislatura la renovación de Fernando Juri como Defensor del Pueblo, el tranqueño hizo la suya y se acercó a la oposición —una melange de bussistas, radicales y macristas— para imponer a un hombre propio, Eduardo “Lalo” Cobos. En ese divorcio en malos términos de la cúpula del PJ, fue Jaldo quien desoyó el rezo de “unidad hasta que duela” y se ganó el rencor de su familia política. Alberto y Cristina no dudaron en soltarle la mano y prestar todo su apoyo al exministro de Salud con el envío a un acto público de Eduardo De Pedro, uno de sus emisarios más obedientes.

No le importó demasiado al contador recibido en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino y titular del PARLANOA. Hoy, con cuatro bancas provinciales por renovar, Osvaldo Francisco encabeza la lista de precandidatos a diputados nacionales —cargo para el que fue electo en 2009 y 2013— y se posiciona, a pesar de lo que arrojan las encuestas, para ir por la gobernación en 2023, ganado un poco por la ansiedad, como les pasa a tantos dirigentes de la política nuestra de cada día.

Juan Manzur y Osvaldo Jaldo 21/09/15

Jaldo, sujeto de acumulación. Fue intendente del Municipio de Trancas, su pequeña ciudad natal, en tres oportunidades; electo diputado provincial, en cinco; titular del Ministerio del Interior, en cuatro; vicegobernador, en dos, ambas bajo la sombra de su actual enemigo y en cuya difamación apalanca su campaña: “El peronismo verdadero es el que va a solucionar los problemas que nos deja Manzur y poner nuevamente a Tucumán de pie”, “La muy mala gestión de Manzur nos obliga a redoblar esfuerzos”, “Hay que reaccionar de este letargo que nos sumergió la gestión de Manzur en estos años”. Así se enuncia el propio Osvaldo, no como un miembro jerárquico de la administración sino como el opositor más envalentonado. Son muchos los tucumanos que lo desaprueban y otros los que prefieren la alternancia que el gran aliado del Frente de Todos en el NOA no quiere conceder. Se jacta de tener la llave al “peronismo verdadero”, una sortija por la que muchos se pelean en la calesita argentina pero nadie sabe bien qué es.

Cuando todavía no estaba declarada la guerra y cuando todavía el “Olivosgate” era el delirio de algún agorero, Jaldo estuvo de mucho asado con el propio Manzur y otra decena de funcionarios tucumanos. No hubo foto, pero sí denuncia por la violación del decreto 297/2020 ordenado por el Ejecutivo durante la fase más estricta de aislamiento social por el COVID-19. “Estábamos trabajando”, alegó entonces el hombre que hoy está dispuesto a todo para tachar el prefijo vice de su tarjeta de presentación. Las urnas dirán si jaldismo sí o jaldismo no.