Nadie puede negar que Los Simpsons es una de las series más importantes de la historia de la televisión, e incluso una de las más antiguas. Pero también es cierto que se ha estancado y fuerte durante las últimas décadas. No es de extrañarse que las frases más conocidas y el romanticismo de las maratones de Telefe remitan a esas primeras y gloriosas temporadas.

Por ello, es difícil no desear algo diferente de Matt Groening y compañía, especialmente teniendo en cuenta la brisa de aire fresco que fue Futurama durante su paso por Fox y Comedy Central.

Futurama era increíble, ingeniosa, sarcástica, con una dosis de emoción y melancolía, pero nunca logró sacarse de encima la pesada herencia de la familia de Springfield. En este contexto llega Disenchantment (Desencanto), la tercera gran comedia animada de Groening en su larga carrera, y su primer proyecto en Netflix.

Tiene algo de sentido que la tercera serie de televisión de Matt Groening sea Desencanto. Si Los Simpsons aborda nuestro desafortunado presente a través de los ojos de una familia disfuncional, y Futurama nos mostraba un futuro imaginario influenciado por los caprichos de la ciencia ficción del siglo XX, Desencanto examina ampliamente "el pasado" a través del género medieval.

Disenchantment: mi viejo reino ya no es lo que era

La serie nos presenta a la princesa Tiabeanie (Abbie Jacobson, de la brillante Broad City) o "Bean", como la llaman durante toda la serie, la hija del Rey Zøg de Dreamland, que está a punto de casarse con el príncipe Guysbert, del reino de Bentwood, para asegurar una alianza entre los dos imperios.

El día de su boda, descubre que ha sido maldecida con su propio demonio personal, Luci (Eric Andre, de otra genialidad como Man Seeking Woman), quien tiene la tarea de llevar a Bean hacia la oscuridad, sin saber que ella está encaminada en esa dirección.

Mientras tanto, en el mundo oculto de Elfwood (una reminiscencia a la aldea de los Pitufos, pero adornada sólo con dulces) un joven Elfo (Nat Faxon) escapa de una sentencia de muerte y termina en Dreamland justo cuando Bean está a punto de casarse con el príncipe Merkimer (Matt Berry), hermano de Guysbert y nuevo novio luego de que el anterior fuera fatalmente atravesado por una espada del trono (un palito para Game Of Thrones) lo que desata una serie de enredos y provoca que los tres (Bean, Luci y Elfo) escapen del reino.

Disenchantment: mi viejo reino ya no es lo que era

Este primer episodio juega mucho con la idea del formato Netflix: es seguro que la audiencia perdone sus defectos y probablemente terminen en el siguiente episodio de inmediato. El principal error del piloto es el tiempo que le lleva a la serie reunir al trío protagónico. Si lo comparamos con el piloto de Futurama: Fry se encuentra con Leela a los cuatro minutos del episodio y luego se encuentra con Bender en ocho minutos.

En Desencanto pasan 24 minutos hasta que por fin vemos a los tres protagonistas juntos en pantalla. Si bien sería injusto decir que Desencanto es una versión medieval de Futurama, pareciera que Fry, Bender y Leela fueron arrojados en una licuadora y mezclados para formar a Bean, Elfo y Luci.

Disenchantment: mi viejo reino ya no es lo que era

Lo que diferencia a estos nuevos personajes del equipo Planet Express (o de Los Simpsons) son las voces. Jacobson ayuda a mostrar a Bean como una adolescente solitaria y caprichosa en busca de su destino.

Faxon logra que Elfo viva constantemente deslumbrado por este nuevo mundo que lo rodea y Andre le aporta su propia chispa a Luci. Otro que se destaca es Matt Berry, de lo más divertido de la serie. Es una pena que solo aparezca en los primeros episodios. La voz melodramática de Berry se combina perfectamente con este universo de fantasía.

Una de las fuerzas que comparte Desencanto con Los Simpsons es el flujo constante de gags, por lo que nunca hay que separar la vista para encontrar esos detalles ridículos. Por ejemplo: hay una tienda que se llama  "VII XI" (Seven Eleven) o el hecho de que los residentes de Dreamland envíen mensajes a través de pavos mensajeros.

Disenchantment: mi viejo reino ya no es lo que era

¿Qué puntaje le ponemos a esta primera temporada de Disenchantment? Aprueba con un 7. En diez episodios logra mostrar un nuevo universo medieval y hasta nos podemos encariñar con los tres protagonistas.

La clave para que esta serie llegue a ser un nuevo clásico de Groening está en que puedan encontrar el equilibrio entre la historia y la comedia, algo que por momentos falla en esta temporada. Por mi parte, espero más aventuras de Bean, Luci y Elfo.