Dos universos aparentemente irreconciliables se unen en un proyecto único: la moda -la cáscara, la apariencia, lo de afuera- y el submundo carcelario -lo que no se ve, no se cuenta y se oculta tras altos muros que separan lo que ahí ocurre del resto de la sociedad. 

En el lugar intermedio en donde se articulan estos dos universos contrapuestos se edifica “Carcel Clothing”, una firma de moda danesa que emplea a mujeres privadas de su libertad océano mediante, en la ciudad de Cusco, Perú.

El inicio del proyecto ocurrió cuando Verónica, una de las socias fundadoras de la marca, trabajaba en una ONG que distribuía la copa menstrual en comunidades africanas y comenzó a tener contacto con mujeres presas en Nairobi. Allí detectó un patrón: la mayoría de los delitos por los que esas mujeres estaban detenidas estaban relacionados con su situación de pobreza. 

Fuente: Carcel.co.

Ese primer contacto con la realidad de las mujeres encarceladas fue el puntapié inicial para comenzar la búsqueda de destinos que combinaran dos variables, altas tasas de mujeres presas con excelentes materias primas para realizar trabajo artesanal. Perú se impuso por su propio peso. La lana de alpaca y la antiquísima tradición de tejido de las mujeres peruanas formaron una opción tentadora, sumado a la predisposición de los directivos del sistema carcelario peruano a la hora de brindar posibilidades laborales y un oficio a las detenidas. 

La firma danesa también se destaca por su filosofía sustentable. Cada producto que se fabrica en una cárcel peruana, cuenta con el nombre de la artesana que lo confeccionó.

Además, evitan el uso de materiales químicos, la utilización de tintes está reducido al mínimo e hilan tejidos de animales que son cuidados con responsabilidad. El producto estrella con el que trabajan es la lana alpaca baby, y cultivan la filosofía slow fashion: sin rebajas, liquidaciones ni colecciones por temporada, sus prendas respetan el espíritu sustentable y a largo plazo de la moda escandinava.

Una marca de moda que da trabajo a presas peruanas

Fuente: Carcel.co.

La cadena de producción es cuidadosamente supervisada por Surya Miranda, la manager de Producción de la marca que vive en Cusco y es la encargada de articular lo que ocurre en la cárcel con la dirección ejecutiva en Copenhague. Ella va diariamente al establecimiento penitenciario y coordina los talleres, traslada la materia prima y paga los salarios a las trabajadoras. 

Una marca de moda que da trabajo a presas peruanas

Fuente Carcel.co.

Las creadoras de la marca tienen nuevos proyectos en puerta para continuar con este modelo de negocios que incorpora y promueve el trabajo remunerado en cárceles y la resocialización a través de la promoción de oficios. Están trabajando la seda en la cárcel de Chiang Mai, en Tailandia, con el objetivo próximo de ampliar la marca a nuevos países y desarrollar las tradiciones artesanales específicas de cada uno de los lugares en donde se asienten. Para Verónica y Louise es importante construir una cadena de valor y demostrar que pueden converger la idea del éxito comercial y el impacto social en simultáneo.

Una marca de moda que da trabajo a presas peruanas

Fuente Carcel.co.

Los beneficios del emprendimiento son innumerables. Teniendo en cuenta que la mayor parte de las detenidas están cumpliendo condena por delitos de tráfico de droga (en los que recaen reclutadas por carteles de narcotráfico locales), la adquisición de un oficio les ofrece la posibilidad de un futuro; los salarios justos les permiten mantener a sus hijos y familias fuera de la cárcel; psíquica y emocionalmente, la ocupación manual y mental libera el estrés que causa el encierro; el hecho de trabajar con materias primas locales y desarrollar oficios autóctonos de sus comunidades, refuerza los lazos sociales y permiten pensar en una continuidad cuando llegue el momento de la tan ansiada libertad. 

Una marca de moda que da trabajo a presas peruanas

Fuente Twitter @carcelclothing.

Para la industria de la moda, tan cuestionada por su ambición desmedida en la maximización de la ganancia económica, presentar un modelo de negocios ético y sustentable, que ofrece buenos y bellos productos, sin dudas la ganancia también es altísima.