Varios procesos judiciales abiertos, una carrera que los llevó a la presidencia y cierta sintonía política. Comparten eso y más, pero Lula no es Cristina y la situación política-judicial que atraviesa el ex presidente de Brasil actualmente no podría equipararse del todo a lo que le atraviesa Cristina Fernández de Kirchner en Comodoro Py.

Condena si, condena no

Ayer, a Lula no sólo le confirmaron su condena por corrupción pasiva y lavado de dinero por recibir un departamento como coima de una empresa constructora, sino que se la aumentaron. Pasó de los nueve años y medio de prisión dictados por el (¿aclamado?) juez Sérgio Moro a los doce y un mes que los tres miembros del Tribunal Federal Regional de la IV región.

Ni la sentencia de Moro ni los argumentos de los tres jueces pudieron encontrar una prueba concreta de que el departamento triplex por el que condenaron a Lula haya estado a su nombre o de un familiar. Tampoco que Lula haya pasado un día allí o que se lo haya alquilado a alguien. Los argumentos jurídicos de todos fueron, más que nunca, políticos. Tampoco quedó claro a cambio de qué recibió el departamento.

Cristina, acorralada por los jueces de Comodoro Py, no enfrentó aún ningún juicio ni condena por los hechos que se investigan. No hay certeza jurídica de que haya cometido algún delito. Dólar futuro, la primera causa que elevaron a juicio y que la involucra, fue llevada adelante por Claudio Bonadio, hasta hace algunos años el más cuestionado junto con Norberto Oyarbide por la Cámara Federal, que los retaba constantemente.

Ese juicio es visto desde adentro y afuera de los Tribunales como el menos complicado para CFK. El direccionamiento de obra pública (que se elevará en febrero a debate) tiene otras aristas pero el reclamo de la defensa de la ex presidenta consiste en realizar un

peritaje sobre toda la obra pública durante el kirchnerismo para demostrar que no benefició a Lázaro.

El Memorandum con Irán y Los Sauces también tienen destino de juicio. La gran diferencia con Lula es que son los jueces de los tribunales orales federales los que van a evaluar qué se hizo durante la investigación y si hay pruebas contra Cristina. En el caso de Lula, el propio Moro fue quién le dictó la primera condena.

El futuro: crisis a la vista

Lo que comparten (además de las críticas al sistema judicial) es un panorama político complejo, aunque tampoco es idéntico. Con la condena, la candidatura de Lula a presidente se complica. No va a ir preso, ya que le quedan instancias aún para quejarse de la decisión, pero puede quedar inhabilitado para presentarse.

El Tribunal Superior Electoral va a definir si es válida o no su candidatura. Las encuestas muestran un crecimiento desde 2015 en la imagen e intención de voto del ex presidente que ni la primera condena pudo frenar. El PT por ahora, no tiene un plan B. "Ellos sólo

quieren que yo no sea candidato, pero ahora quiero ser candidato a presidente de Brasil”, dijo Lula ayer.

Cristina viene de perder una elección frente a Esteban Bullrich. Mantiene un piso de votos que muchos dirigentes peronistas anhelan, pero, a la vez, no ven construcción posible con ella. El peronismo, de cara a la elección presidencial del año que viene, no tiene aún plan A ni B.

La ex presidenta arrastra, además, un pedido de desafuero por parte del juez Bonadio, cuya intención es detenerla. Por ahora, esa solicitud no avanza en el Senado.