La visita del Papa Francisco a Chile está llegando a su fin y emprende vuelo esta tarde rumbo a Perú. Lo cierto, hasta el momento, es que los tres días del Sumo Pontífice en el país vecino no fue el más auspicioso: vivió climas de tensión en muchas de sus misas, discursos y recorridas.

Iglesias quemadas

En los días previos a su llegada, la máxima autoridad eclesiástica recibió intimidaciones y amenazas en la Iglesia de San Agustín y en algunas otras instituciones cercanas. "La próxima bomba será en tu sotana”, advertía uno de los mensajes. Las autoridades chilenas, en tanto, extremaban la seguridad. En algunos casos incluso algunas de las iglesias fueron quemadas.

Pocos argentinos

Por otra parte, un sinfín de cuestionamientos confluyeron en los pocos argentinos que eligieron viajar algunos kilómetros para asistir a los eventos de Francisco. La exceptiva sobre su visita a nuestro país por el momento no tiene fecha confirmada y fuentes del Vaticano aseguran que no sería antes de las elecciones de 2019.

Predio vacío

A su vez, en tu tercer día en Chile, el Papa arribó a Iquique, donde la presencia de fieles fue mucho menor a la esperada. Una foto del predio semivacío reflejó la poca concurrencia a la misa del Sumo Pontífice. Según datos oficiales, se calcula que hubo entre 80.000 y 100.000 personas, frente a las 400.000 que se preveía.

Una frase desafortunada

Las críticas más fuertes contra Francisco se originaron en una charla informal con periodistas que cubrían la misa. Allí, Francisco defendió al obispo de Osorno, Juan Barros, quien está señalado por haber encubierto los abusos amenores cometidos por el padre Fernando Karadima cuando era su colaborador en una parroquia de Santiago.

Aún restan sus días en Perú, pero hasta el momento el Papa está viviendo días algo incómodos en Sudamérica.