En un nuevo capítulo de los incesantes conflictos en Medio Oriente, Pakistán lanzó bombardeos contra "guaridas terroristas" en Irán que dejaron al menos nueve muertos, dos días después de un ataque de Teherán contra su territorio, en una escalada de violencia que llevó a la Unión Europea (UE), Rusia y China a expresar su preocupación y pedir "moderación".

Los ataques se suman a los múltiples enfrentamientos bélicos que suceden en la región altamente militarizada y en permanentes batallas, en la que Israel libra su guerra contra el movimiento extremista palestino Hamas, con epicentro en la Franja de Gaza, y donde los rebeldes hutíes propalestinos de Yemen se enfrentan a los buques estadounidenses en el mar Rojo.

En un comunicado, el ministerio de Relaciones Exteriores paquistaní anunció que el país realizó "una serie de ataques militares altamente coordinados" y "con precisión” contra “guaridas terroristas en la provincia de Sistán-Baluchistán".

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No obstante, las autoridades paquistaníes aclararon que su país “respeta plenamente la soberanía e integridad territorial de la República Islámica de Irán” y justificó la ofensiva al precisar que “el único objetivo de la acción de hoy (jueves) fue en aras de la seguridad propia y el interés nacional de Pakistán, que son primordiales y no pueden verse comprometidos”.

"Varios terroristas murieron" en el bombardeo, que se realizó "a la luz de la información confiable que permitió impedir actividades terroristas a gran escala", añadió la Cancillería, según consignó la agencia de noticias AFP.

Sin embargo, según medios estatales de Teherán, al menos nueve personas, incluidos cuatro niños y tres mujeres, "todos de nacionalidad iraní", murieron en localidades fronterizas.

Ambos países suelen acusarse mutuamente de permitir que grupos armados operen en el territorio del otro para lanzar ataques, pero es inusual que sus fuerzas militares reaccionen.

La República Islámica lanzó la noche del martes bombardeos contra "un grupo terrorista" en Pakistán, un ataque que, según Islamabad, dejó dos niños muertos y otros tres heridos.

Según medios paquistaníes, los bombardeos se produjeron cerca de Panjgur, en la provincia de Baluchistán, situada en el oeste del territorio, en la frontera de casi 1.000 kilómetros que comparte con Irán, una zona rica en hidrocarburos y minerales. La ciudad es escenario de una rebelión separatista desde hace décadas, además de ser la provincia menos poblada y más pobre de Pakistán.

En medio de este nuevo conflicto, China, que mantiene relaciones privilegiadas con ambos países, afirmó que estaba dispuesta a "tener un papel positivo para calmar la situación" y urgió a ambas partes a "evitar una escalada de tensiones".

La Unión Europea, por su parte, llamó a rebajar las tensiones y expresó preocupación por el "grave espiral" de violencia e insistió en que los ataques violan la soberanía e integridad territorial de los países y desestabilizan la región; mientras que Rusia también mostró su "alarma" por el repunte de las tensiones entre ambos países y pidió a las partes "máxima contención".

El lunes, Irán había lanzado ataques en Erbil, Irak, así como en la región de Idlib, en Siria, bajo el argumento de que allí había bases de las organizaciones Estado Islámico (EI) y Hayat Tahrir al Sham (HTS), a las que considera terroristas. En una carta al Consejo de Seguridad de la ONU, explicaron que sus ataques fueron realizados de acuerdo con el "derecho a la defensa propia" establecido en la Carta del organismo global.

"Irán, como una de las principales víctimas del terrorismo, sobre la base del ejercicio de su derecho a la defensa propia recogido por el derecho internacional y por la Carta de la ONU, llevó a cabo operaciones antiterroristas", argumentó Teherán.