Mientras se repone en su residencia de la neumonía bilateral que lo obligó a permanecer internado durante más de un mes, este domingo el papa Francisco volvió a sorprender a los fieles al participar en la Plaza San Pedro de la misa por el Domingo de Ramos, que inicia la principal celebración anual de la Iglesia católica, que culmina con la Pascua de Resurrección. En silla de ruedas pero sin las cánulas de oxígeno que venía utilizando a la vista, saludó a los presentes y a todos los fieles del mundo desde el altar principal.

"Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa", expresó el Sumo Pontífice, quien también se detuvo a saludar al cardenal argentino Leonardo Sandri, delegado para presidir la ceremonia.

Su nueva aparición es la tercera presentación pública luego de haber permanecido 38 días hospitalizado desde el 14 de febrero pasado. Desde que recibió el alta médica el 23 de marzo, para continuar con la recuperación en su hogar, Francisco ha retomado paulatinamente su actividad: participó también en el Jubileo de los Enfermos el pasado 6 de abril y recibió recientemente a los reyes británicos Carlos III y Camila.

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Al finalizar la misa, el Papa además recorrió la plaza para saludar a monjas y niños que celebraban su recuperación.

"En este momento de debilidad física, sus oraciones me ayudan a sentir la cercanía y la compasión de Dios. Yo también rezo por ustedes, en especial por aquellos que sufren a causa de guerras, pobreza o catástrofes naturales", agradeció las muestras de apoyo y reflexionó.

Además, instó a mantener la fe en tiempos de sufrimiento: "Frente a los dolores físicos y morales, no caigamos en la desesperación ni nos encerremos en la amargura. Como Jesús, sintámonos envueltos por el abrazo providente y misericordioso del Padre", puntualizó durante el rezo del Ángelus.

Francisco había vuelto a mostrarse el sábado y dar señales de continua recuperación en medio de su tratamiento domiciliario, al acudir a la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, donde fue a rezarle a la Virgen Salus Populi Romani, una de sus grandes devociones.

Allí se lo vio de buen ánimo, con una sonrisa, vestido con su ropa blanca habitual, aunque con las cánulas nasales puestas y una botella de oxígeno acoplada a su silla de ruedas.

Aunque sigue estando débil, estas señales públicas confirman que el Papa no quiere alejarse de los feligreses ni de las celebraciones religiosas clave del calendario litúrgico, por lo que en la Santa Sede ya comenzó a verse su participación -aunque limitada por las circunstancias- en las actividades por la Pascua que conmemora la muerte y resurrección de Jesús para los católicos.