Brasil, uno de los epicentros de la pandemia del coronavirus con casi 6 millones de contagios y 166 mil víctimas fatales, irá este domingo a las urnas en comicios municipales que, sin embargo, serán un termómetro de cara a las presidenciales de 2022. Más de 150 millones de personas están habilitadas para elegir alcaldes y concejales en 5.568 municipios.

Las elecciones tendrán lugar, a su vez, en el marco de un proceso de fragmentación y reconfiguración de los partidos y coaliciones, agudizado en los últimos años. Las principales batallas se encuentran en ciudades como San Pablo, Río de Janeiro y Porto Alegre. Bolsonaro, sin partido propio tras haber abandonado en 2019 el Partido Social Liberal en medio de un escándalo, dividió apoyos entre figuras de varios partidos.

Bruno Covas, actual alcalde paulista por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y aliado del gobernador João Doria, encabeza las encuestas seguido por el diputado federal y presentador televisivo Celso Russomanno y el candidato izquierdista Guilherme Boulos (Partido Socialismo y Libertad), una figurada renovada de la izquierda por fuera del PT lulista, que realizaría una de sus elecciones más débiles.

En Río de Janeiro, la izquierda busca arrebatarle un lugar en la segunda vuelta al candidato bolsonarista Crivella. El exalcalde Bruno Paes, candidato de Demócratas, aparece cómodo en primer lugar en los sondeos, mientras que Crivella aparece a un punto de diferencia de Martha Rocha, candidata del Partido Democrático Laborista de Ciro Gomes. Crivella y Russomanno, apoyados por el presidente, pertenecen a la formación política de la Iglesia Universal del Reino de Dios.

En Recife, capital de Pernambuco, en el noreste de Brasil, Campos (PSB) y Marília Arraes (PT) disputan la alcaldía mientras que en Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul, hay una posibilidad real de victoria para el campo progresista, con Manuela D’Ávila (PCdoB) liderando las encuestas. D’Ávila fue candidata a la vicepresidencia en la coalición con Fernando Haddad (PT) en las elecciones presidenciales de 2018.

Los comicios, que tendrán probablemente importantes índices de abstención, serán un indicador -aún con sus particularidades locales- de la valoración del electorado de la gestión de la pandemia y si el país mantiene su giro a la derecha o busca volver en las próximas presidenciales a un proyecto del progresismo y la izquierda.