El trágico final de un asesino que mataba niños y tomaba su sangre
Antes de ser condenado, huyó de prisión por un “desperfecto eléctrico” y, al intentar resguardarse, los vecinos lo descubrieron y se encargaron de él.
Masten Milimu Wanjala fue un asesino serial que desde 2016 mató en Nairobi, Kenia, a más de 10 de niños e incluso bebió la sangre de algunos de ellos. En 2021, fue detenido y escapó de la cárcel meses después, pero cuando intentaba refugiarse fue descubierto y linchado hasta la muerte por un grupo de vecinos.
Para ganarse la confianza de sus víctimas, Wanjala, quien había nacido en 2001, les decía que era entrenador de fútbol. Según informó la agencia Noticias Argentinas, al ser detenido reconoció que narcotizaba, asesinaba y hasta bebía la sangre de los niños, aunque en algunos casos los mantenía con vida para pedir dinero por su rescate.
A su vez, el múltiple homicida confesó el lugar preciso en donde estaban los cuerpos de algunos de los pequeños, por lo que la Policía pudo recuperar a cuatro de ellos y determinar sus causas de muerte. Dos habían sido estrangulados y un tercero murió por heridas en la cabeza, mientras que de la cuarta víctima no se pudo establecer la causa del deceso debido a que el cadáver se encontraba en un estado de descomposición avanzado.
El asesino serial fue detenido el 14 de julio de 2021 y alojado en la comisaría de Jogoo Road, en la capital del país africano, pero escapó el 13 de octubre del mismo año antes de ser acusado por los crímenes.
Los tres agentes de policía que estaban de servicio al momento de la fuga de Wanjala fueron acusados de permitir y ayudar en su escape, aunque se justificaron al afirmar que ese día hubo un corte del suministro eléctrico en la seccional policial.
Por su parte, el múltiple homicida, quien tenía previsto esconderse en la casa de sus padres, fue visto dos días después de su escape cuando llegaba a un pueblo ubicado a unos 400 kilómetros de la cárcel, al que la policía no pudo explicar cómo llegó sin ser descubierto.
No obstante, varios habitantes del lugar se encargaron de sacarlo de una vivienda en la que se había resguardado y lo lincharon hasta matarlo, para recién luego del crimen dar aviso a los efectivos policiales.