La ciudad de Módena, en Italia, fue escenario de un trágico caso de parricidio. El pasado fin de semana, una mujer de 80 años fue asesinada en su hogar y dos días después su hijo confesó el crimen ante los medios de comunicación.

El hecho ocurrió el sábado 21 de septiembre, cuando Lorenzo Carbone compró dos pizzas para cenar junto a su madre, Loretta Levrini, quien padecía Alzheimer. Sin embargo, algo desató un conflicto esa noche, lo que provocó que Carbone abandonara el domicilio, dejando a su madre sola.

Al día siguiente, otra hija de Levrini entró al hogar, fue hasta la habitación y descubrió el cuerpo sin vida de su madre, quien se encontraba tendida en la cama con signos evidentes de estrangulamiento.

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El lunes por la mañana, Carbone regresó al lugar de los hechos y, al encontrarse con los medios de comunicación que cubrían el hallazgo, confesó ante las cámaras que él había sido el responsable del asesinato: "Sí, la maté". En su declaración confirmó que la asfixió utilizando una almohada, luego una funda y finalmente unas cuerdas que estaban en la habitación.

"Fue un instinto. No podía soportarlo más. La estrangulé, no sé por qué lo hice. De vez en cuando me hacía enojar porque no dejaba de repetir lo mismo", explicó el homicida y a los pocos minutos quedó detenido. 

Por su parte, el encargado de la pizzería donde Carbone compró la cena del sábado declaró a los medios locales que el sospechoso parecía estar tranquilo en ese momento: "Lo vi esa noche, parecía bastante calmado. Incluso bromeamos sobre el mal tiempo. Nunca hubiera imaginado que fuera capaz de algo así", confesó.

Los vecinos cercanos confirmaron que la víctima era muy conocida pero extremadamente reservada, a la vez que agregaron que al hijo no se le conocía un trabajo estable desde hacía tiempo.