"¡Para mi novio!", exclamó Sophie Grégoire Trudeau cuando una de las representes del colectivo Ni Una Menos le entregaba un par de medias verdes con el pañuelo del aborto legal estampado. La primera dama de Canadá (aunque no le gusta que se refieran a ella de esa manera) eligió realizar una charla en la embajada con periodistas y activistas en cuestiones de género por fuera de la ajustada agenda del G20.

Antes de la llegada de la esposa de Justin Trudeau (una mención que sí le agrada), el que posó con las medias "aborteras" fue David Usher, recientemente nombrado embajador de Canadá. No se conformó con eso: se llevó puesto su par de soquetes verdes, que se calzó delante de todos los presentes, a una reunión de la cumbre mundial.

Antes, había improvisado un chiste "feminista". "Detrás de todo hombre exitoso hay una mujer sorprendida", bromeó ante las presentes.

Sophie Trudeau, de 43 años y con una imponente trayectoria en el periodismo de su país, hizo lugar en su agitada agenda protocolar para interiorizarse sobre la problemática de género en el país, la iniciativa de la embajada se denominó "Sin Estereotipos: combatiendo la violencia de género".

Deslumbrante, con espontaneidad y encanto comenzó la charla en castellano para luego pasar al inglés. "Es un placer estar aquí con ustedes para discutir un tema muy importante: los derechos de las mujeres", inició.

"En Canadá, en Argentina y alrededor del mundo las mujeres y las niñas son víctimas de violencia y desigualdad en muchos aspectos de la vida", lamentó, también en español, y repitió la consigna que ha hecho eco en el feminismo local en los últimos tiempos y que tanta relevancia ha adquirido "Ni una menos, vivas nos queremos".

Posteriormente continúo su discurso en inglés y exclamó: "Cada vez que un hombre daña a una mujer no sólo la daña a ella sino que daña a todo el mundo. Los hombres y las mujeres tienen que ser iguales. Hombres y niños tienen mucho para ganar con la igualdad. La desigualdad no tiene que ser considerada normal, sino tenemos que redefinir qué es lo normal. El modelo de dominación y control es lo opuesto a la libertad. La verdad y la libertad deben estar por sobre las creencias".

Atenta, escuchó los nombres y los medios de cada periodista asistente a la charla, anotó ideas, preguntó y expresó: "Todos los cambios contra lo que es considerado normal generan resistencia", explicó y agregó: "No hay gestos pequeños en la lucha feminista, cada paso es importante y todo tiene un efecto".

Aseguró, además, que son necesarias más mujeres en puestos de poder reales y que empoderando a niñas y a mujeres "rompemos ciclos de pobreza, de violencia y les damos voz". "La desigualdad de género es un insulto a la inteligencia", remarcó.

Desde la llegada al poder de Justin Trudeau en el año 2015, el rumbo de su gobierno ha tenidos características progresistas, desde la conformación de un gabinete con igual cantidad de mujeres y varones y claras políticas públicas sobre género y disidencias sexuales.

Su esposa remarca en cada momento la importancia de que "el feminismo sea un hecho, y convocar a otras personas diferentes que no saben sobre el a estudiarlo y entender más allá de las diferencias". En Canadá, el aborto es legal desde hace 30 años.

Con interés, preguntó a las periodistas sobre los movimientos sociales y el fallido intento de la ley de aborto, que este año fue rechazada en la Cámara de Senadores el pasado 8 de agosto. "La derrota no es una opción, no podemos y no debemos tener miedo", cerró, a modo de arenga. "La resistencia siempre va a estar y más cuando hablamos de feminismo: necesitamos ser inclusivas".

Antes de irse, se llevó el par de medias aborteras (su esposo es conocido por usar medias con mensajes político; por ejemplo, ha utilizado unas con los colores de la bandera LGBT en reuniones formales), tres libros sobre género y un pañuelo de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. "Lo voy a tener en mi santuario personal", agradeció.