Es difícil hablar en estos días con José Pepe Blanco. Su caso llegó a la tapa de los principales diarios de todo el planeta: The New York Times, The Wall Street Journal y Prensa Obrera, entre otros, se hicieron eco de lo que pasó con su vida. Es que se trata del único amigo en el mundo de Lionel Messi en no ser convocado por Jorge Sampaoli. “Ni siquiera entre los 35, pelado hijo de puta”, dice, acaso cargado de dolor.

A pesar de que estuvo sin club durante esta temporada, y de que en realidad nunca jugó al fútbol, Blanco conservaba la íntima esperanza de poder compartir con Messi la Copa del Mundo. “No sé si va a estar en la próxima”, se lamenta.

Su nombre había sido mencionado tímidamente en los diarios, aunque con el correr de los días, el de por sí débil rumor, fue perdiendo fuerza. “Más que nada me ilusioné con el caso de Mascherano, que tampoco juega y va igual”, admite Blanco. 

En ese contexto, su representante, Jorge Messi, también manifestó el descontento: “Lo metimos al Kun Agüero sin una rodilla y nos bocharon a este buen pibe que se puede mantener en pie los 90 minutos”.

Su apellido incluso sonó con la lesión de Chiquito Romero. “Ahí dije: ‘estos van a cambiar a un amigo de Messi por otro, olvidate’, pero no. ¿Podés creer que me cagaron?”, suelta el plomero, y rompe en llanto.

Claro que no son todas malas para los amigos de Messi: en las últimas horas, Lucas Biglia ya pudo trasladar un bolso de mano por sus propios medios desde la puerta de embarque hasta el avión, mostrando notable signos de mejoría. “Si llegamos a la final, incluso la va a poder ver parado”, se ilusiona Mascherano.

A Blanco, en cambio, le tocará mirarlo de afuera. “Me quiero matar, Leo me había dicho que estaba más adentro que De Vido”, se enoja Pepe, quien había hecho un trabajo especial para llegar “fino” a Rusia y ya rondaba los cien kilos.

Sampaoli, en tanto, no quiso referirse al tema. Su cuerpo técnico señaló que se encontraba “mirando videos de Islandia”, aunque Mascherano aclaró que “nos está preparando la comida y se tiene que apurar”.

Así las cosas, Pepe se prepara para viajar a Moscú “por las dudas”. “Quién te dice que se rompe un Colo Ansaldi y entro por la ventana”, dice, y se toca un huevo. Habrá que esperar. Faltan nada más que 57 días.