Si bien el país atraviesa problemas serios como el déficit fiscal y la inflación -si no creciente- constante,  las principales discusiones de la agenda político-económica -es decir, el aumento de las tarifas de los servicios públicos y las fuertes intervenciones del Banco Central para evitar una corrida del dólar-,  se dan dentro de una "ficción populista” sembrada por la oposición, señaló Joaquín Morales Solá en su columna dominical.

Como representante del Círculo Rojo, el periodista de La Nación sostiene que el dramatismo de la oposición en lo relativo al aumento de las tarifas "exacerbó todavía más a una sociedad asustada” que, al día de hoy, no sabe cuánto pagará de gas o electricidad. Al mismo tiempo, el columnista agrega que la oposición intenta que sea sólo el presidente Mauricio Macri quien pague el costo político de salvar el sistema energético.

Según afirma Morales Solá, el plan de la oposición para frenar en aumento de tarifas está sumido en la demagogia. Al sugerir que los servicios aumenten a la par de los salarios y, al mismo tiempo, se baje la carga del IVA de las boletas, la oposición expone al país al crecimiento del déficit fiscal -todavía importante- y, en consecuencia, de la deuda o la emisión monetaria para solventarlo.

JMS: "El proyecto de Massa y el kirchnerismo incluye la cláusula de que el porcentaje de aumento de tarifas será igual al aumento de los salarios”

"¿De dónde se sacarían los recursos para compensar esas pérdidas? ¿O la dirigencia opositora está proponiendo un mayor endeudamiento del país? Si crece el déficit y no quieren más endeudamiento, la única solución que les queda es llamarla a Cristina Kirchner para que reponga la política de emisión monetaria sin respaldo”, explica Morales Solá.

JMS: "Venezuela hizo eso durante muchos años y lo que hay ahora ahí es mucho más que una crisis política y económica: es una crisis humanitaria”

"La oposición cosecha en un territorio sembrado durante décadas por el populismo. Hay problemas reales, como la inflación y el déficit (uno consecuencia del otro), pero no hay realismo en el debate; hay solo agravios y proyectos que no van a ningún lugar. La pregunta que falta hacer es cuántos argentinos prefieren todavía seguir habitando en la ficción populista”.