Hugo Basilotta: "Hacemos 2 millones de Guaymallén por día y los vendemos todos”
El hombre detrás de la fábrica de alfajores más prolífica de la Argentina es todo un personaje. Hugo Basilotta, además de proveer al pueblo argentino de 730 millones de guaymallenes anuales, de chocolate, dulce de leche y fruta, posee un costado muy histriónico. Ese "perfil alto”, como dirá sobre sí mismo en la entrevista, lo llevó a cosechar anécdotas para todos los gustos. Su relación con el mundo del fútbol; su amistad con el Chino Maidana y aquel episodio pugilgastronómico inmortal; el secreto del éxito del alfajor más popular; anécdotas con Alfonsín y CFK.
De estas y otras cuestiones hablará Basilotta a lo largo de esta charla, quien recopila gran parte de su vida en el libro autobiográfico "Este Soy Yo”, con prólogo de José Luis Félix Chilavert: "Hugo, tú lo has ganado todo”.
—¿Cómo arrancaron los Guaymallén?
—Es la fábrica de alfajores, industrial, más antigua de la Argentina. Artesanales hay; Córdoba, Santa Fe, que tienen más años. Pero nosotros somos más antiguos que Havanna y todo lo que es el alfajor industrial. Mi suegro la fundó en el año 1945, él venía de la alimentación, nada que ver, comprador de ramos generales. Más bien del Centro, trabajaba en Avenida Corrientes angosta. Se puso de novio con mi suegra, que tenía un hermano que era pastelero. Y él vio de vender unos alfajores caseros en Constitución. "Nos casamos, no tengo más ganas de estar en el centro”. Ganaba muy bien. Muy inteligente, muy capaz. "La plata la pongo yo y el conocimiento pastelero que lo ponga tu hermano”, le dijo a mi suegra. Así empezó. Así empezó Guaymallén. Alquilaron una panadería primero. Eran más bien alfajores de confitería, pero él ya sabía que quería ser un industrial. Se utilizaban camiones de madera para repartir. Pero Guaymallén fue el primero que puso los alfajores en caja.
—¿Siempre se llamó Guaymallén?
—Sí, es una marca difícil para la publicidad, pero es una marca tan querida, tan metida. Podría haber elegido algo más corto, ja, porque me cuesta meterlo en las publicidades. Es muy larga la marca. Pero muy querida a nivel nacional. Se vende en todo el país. Nosotros hacemos 2 millones de alfajores por día y los vendemos todos. Tenemos hoy en día la empresa de alfajores más automatizada del país. No lo toca la mano humana.
—¿Está buscado que el alfajor sea accesible para las clases populares?
—Nosotros nos quedamos en el rango ese, popular. O sea: alfajor muy bueno para el precio que tiene. Buena calidad y muy buen precio. La relación precio calidad, que es difícil de encontrar, nosotros la encontramos. Y bueno, con la gran cantidad de alfajores que hacemos por día... La rentabilidad es chica, pero es una empresa familiar. Estamos mi mujer, mis cuatro hijos y yo.
—En un país que fluctúa tanto el valor de su moneda, ¿hay algo así como un "Índice Guaymallén”?
—En este país hemos pasado todas las economías. El secreto nuestro es que siempre nos hemos adaptado al momento. Nunca fuimos en contra de la corriente. Los jefes nuestros son los Ministros de Economía. Aunque no nos guste la Economía. Tratamos siempre de estar metidos en ese rango popular. Hoy, por ejemplo, es un alfajor de 6 pesos. Cuando hay otros de 35, 40 pesos. Y la realidad es que no es tanta la diferencia que hay en calidad como la que hay en precio. Esa es la ventaja de Guaymallén. En algunos lugares todavía se siguen vendiendo 4 por 20. No te podés comprar un Guaymallén, te tenés que comprar 4, 5. A mí todo lo que es popular me encanta.
—Recuerdo que durante el 1 a 1 se vendían 9 guaymallenes por un peso.
—9 por un peso y cuando estaba el austral se llegó a vender 20 por un austral. Hoy el alfajor es la golosina que ocupa la 3/4 parte de los kioscos, de las góndolas, de los supermercados. Hay cantidad y cantidad de marcas. Nosotros gracias a Dios estamos en esa línea de que prácticamente no tenemos competencia. El alfajor primero era un consumo para los chicos, de criaturas. Ahora es el almuerzo y la cena de muchos. La realidad que sí.
—Hay una canción de los Caballeros de la Quema...
—La noche se hace demasiado larga con un Guaymallén de cena, sí. Es un orgullo, lindo, sí, es lindo, lindo. Está en la poesía, en los textos; el que escribe siempre nombra a Guaymallén. Nos dio a todos muchas satisfacciones la parte esa. Y la deportiva. En el fútbol. En todo lo que es popular está Guaymallén. Y eso es lindo.
—¿Apoya a muchos deportistas?
—Boxeadores sí. Yo fui muy amigo de Lectoure. Tuve a Coggi, campeón del mundo. Y el Chino Maidana fue una cosa especial. Lo seguía, con mi hijo, seguíamos toda la campaña, a todos lados donde peleaba. Yo siempre le daba un alfajor y bueno... ¡fue el PNT más grande de la historia! Que se haya comido ese alfajor ese día con 25 millones de personas viéndolo en el mundo fue muy lindo. Después de haber peleado 12 rounds con uno de los grandes de la historia, como Floyd Mayweather. Y sin agua, no sé, se le ocurrió. El boxeador es el deportista más noble que existe. Vienen de abajo. Yo les doy una mano cuando la necesitan. Un sueldo mensual. Pueden estar en Estados Unidos dos, tres, cuatro meses como estuvo el Chino. Ya retirado, tengo amistad con él, nos encontramos un día y le dije: "Nunca te hice la pregunta, ¿cómo te salió eso?". Y me contestó: "Por agradecimiento". Si te fijás, el periodista se lo quiere sacar porque vio que era una publicidad y tuvimos la suerte de que él lo abre y dice: "One Moment, Guaymallén". Eso fue histórico. Comió uno de dulce de leche, sí. ¡Y a él le gusta de fruta!
—¿Cómo es eso que va a comentar en el mundial de Rusia?
—Yo utilizo mucho las redes sociales. Tengo 66 años, pero me encanta. Voy a comentar los partidos de la selección desde Rusia en vivo, a quien les guste escuchar. El video con el comentario adentro de la cancha. Voy a ir a todos los partidos. Y bueno... me entretengo. Fana de Vélez, desde siempre. Yo nací en Villa Luro. Fui a Japón en el año 94. Yo puedo ser fanático de Vélez, pero el alfajor es de todos los equipos. La única vez que puse publicidad en una camiseta, a través de un amigo, fue en All Boys. Y justamente ese año salieron campeones. Ahora que bajó de categoría me escriben los hinchas: "Volvé, por favor, gratis, la suerte". Creo que fue en el año 92, 93.
—¿Cómo fue el caso del hombre que no podía comprarle alfajores a los hijos?
—Fue furor en las redes sociales este muchacho que subió al tren y no tenía alfajores para los hijos. Se viralizó. Entonces yo a través de las redes sociales lo busqué. Y fue bárbaro. Caminaba 30 cuadras para ahorrarse la plata para poder llevarle los alfajores a los hijos. Enseguida lo busqué porque yo soy un fanático de las redes sociales. Siempre fui un tipo así de perfil alto. Pero siempre por derecha. Escribí un libro sobre mi vida que ahora te voy a dedicar. Escribí mil para regalar entre mis amigos y tuve que hacer 7.000. Lo que se vendió lo doné al hospital del barrio.
—Está lleno de fotos el libro, hay de todo...
—Sí. Soy amigo de Carlos Bianchi, de Chilavert. Estuve con Alfonsín, aunque no me interesa la política. Con Gareca, cuando jugaba. Con el Chino. Esta foto cuando Vélez salió campeón en el 93 con Guinzburg. Con Coggi, Horacio Pagani, Principi. Viajé por todo el mundo, permanentemente. Con Lectoure. Fui el único amigo que lo acompañó al hall de la fama. Miles de anécdotas, las máquinas, las peleas con mi suegro. Me echó. Me echó tres veces de la fábrica. Me volvió a llamar y nos amigamos.
—Y de todos los personajes que conoció cuál fue el que más lo impresionó.
—El personaje que más me impactó fue Raúl Alfonsín. Nunca fui de la política, pero en ese momento me impactó su forma de ser, la manera de hablar. Vi que era un tipo honesto. Buen orador. Me hizo afiliar él al partido radical y después... bueno. Lo fui a ver cuando ya era Presidente de la Nación: me recibió, todo bárbaro. Acá en el barrio teníamos un caudillo radical, Liborio Pupilo, un grande. Y me acompañó. Fuimos a verlo a la Casa Rosada. "Vos siempre colaborás, con esto con lo otro, quiero darte algún recuerdo, qué sé yo”. "No”, le digo, "Don Raúl, por favor”. Y veo este cuadro, un autorretrato. Me dice, "te gusta este cuadro, llevalo”. Un recuerdo.
—También tiene fotos con Cristina.
—Mi primer nombre es Néstor, pero no lo uso. Todos me llaman Hugo. Y soy vicepresidente de Guaymallén porque la dueña es mi mujer, la Presidenta, que también se llama Cristina Fernández. Es verdad. Bueno. Con Cristina, no mi mujer, la otra, ja, también tuve una buena anécdota. La fuimos a ver cuando fue lo de Maidana. Ella pidió que vaya el Chino y pidió que fuera también el fabricante de alfajores. Fuimos a la Quinta de Olivos. Entra Maidana, la madre, el manager. Y Parrilli, cuando voy a entrar yo, me para. Usted espere acá en el costado. "Uy”, dije, "este me paró”. Cuatro horas esperando, ya empecé a pensar. Y a los quince minutos sale ella: "¿Dónde está el fabricante de Guaymallén? ¿Dónde está?". "Acá estoy señora”. Esta foto es oficial de la Presidencia. Lleno de fotógrafos. "Quiero decirles algo. Este alfajor era el que comíamos con Néstor en la Universidad de La Plata". "Ah, mierda”, le digo. Me emocionó mucho al margen de sus defectos y sus virtudes. Pero la verdad nos fue bien a todos. Ahora nos va bien también, siempre nos va bien a nosotros. Habrá que cambiar un poco la política económica. ¿Viste?, qué sé yo. Me gusta más un solo ministro de Economía y no 10. Mi jefe es el ministro de Economía y ahora tengo 10 jefes, ja. Entonces no sé a quién hacerle caso. Vamos bien. Es un país muy difícil este. Nosotros vivimos todo. Tengo 200 empleados, tres turnos, las 24 horas.
—Ahora le traslado las preguntas que se hace la gente: ¿el dulce de leche lo hacen ustedes?
—Lo compro. Es muy bueno. Es una fábrica, Vacalin, que creció con nosotros. Está en Bavio, cerca de La Plata. Para mí es el mejor de todos. Es el que usa Havanna. Nosotros utilizamos el mismo dulce que Havanna. Y que el de Cachafaz. El mismo dulce que el alfajor de 40 pesos. Es el mismo. Difiere en el punto, nada más. Le compramos 150 toneladas de dulce por semana. Son 17 gramos de dulce que tiene que tener cada alfajor. Si dosifica 19 perdés plata y si dosifica 15 la gente se da cuenta enseguida. 17 gramos.
—La cobertura del de dulce de leche, ¿es azúcar y qué más?
—Azúcar impalpable, aceite vegetal y leche en polvo. Muy sano.
—Y la pregunta que todos se hacen, ¿el de fruta de qué es?
—Tenemos fanáticos del alfajor ese. El baño es el mismo, pero tiene ese dulce de membrillo especial. Todos me están pidiendo el triple de fruta. Ahora estamos terminando una planta nueva en Carlos Spegazzini. Está casi lista. Y ahí vamos a darles el gusto a los fanáticos de hacer el triple de fruta. Con pompa vamos a largarlo.
Cuestionario flotante
1) ¿Qué cosa se olvida de comprar cuando va al supermercado?
—Crema de afeitar. En mi casa, en el baño, tengo una cabina. Me afeito adentro de la cabina con el espejo; ahí se ablanda la barba. Buena cantidad.
2) Una ensalada ideal para acompañar el bife.
—Rúcula y parmesano.
3) ¿En qué juzgado le gustaría que caiga una causa suya?
—Espero no tener nunca ninguna causa.
4) Película favorita.
—El Padrino. El Padrino y Rocky. Las debo haber visto 30 veces cada una.
5) ¿Cuál es el jugador de fútbol que más puteó en su vida?
—Algún brasilero. Jugadores de Vélez jamás putié en mi vida. Y argentinos tampoco. Del seleccionado.
6) ¿Qué personaje de Los Simpsons se llevaría a una isla desierta?
—No son de mi gran gusto. Y... Bart.
7) Un músico que sea indispensable para su vida.
—Paul McCartney. Paul McCartney y Los Beatles. También me gusta el tango. El Polaco Goyeneche. Ahora me voy al mundial de Rusia y primero me voy tres días a Londres porque quiero estar un día en Liverpool para escuchar Los Beatles todo el día en La Caverna.
8) ¿Cuál es el emoji que más usa en las redes sociales?
—Las redes sociales las uso permanentemente. Las caritas. Todo tipo de caritas. Alegre cuando es una cosa alegre, triste cuando es una cosa triste.
9) Qué prefiere para el mate, ¿los Don Satur o los 9 de Oro?
—Don Satur. Soy amigo de los dueños. Don Satur es el Guaymallén de los bizcochos.
10) Último: ¿Chocolate, Dulce de Leche o Fruta?
—No. Fruta, fruta, fruta. Fruta. Me encanta. Dulce de membrillo. Es verde, no sé por qué elegimos ese color. Pero ojo… Tenemos menos calorías que algunos alfajores que dicen ser light.