Fernanda Metilli: "La peor condena para los actores denunciados es la social"
No fue tarea sencilla coordinar la cita con Fernanda Metilli. No se trataba de una cuestión de predisposición o buena voluntad, sino que nuestra entrevistada no tenía un segundo libre: de miércoles a domingo hace Chorros, junto a un gran elenco, en el Multiteatro. El 26 de octubre reestrenará Croqueta, su unipersonal en el Liceo Comedy. Y, por si fuese poco, de lunes a viernes se la puede ver en Mi hermano es un clon, la tira de Polka en la que la tandilense, de 34 años, encarna a Rochi Álvarez, la secretaria de uno de los personajes de Nicolás Cabré.
Finalmente, la entrevista con ElCanciller tuvo lugar un viernes por la tarde, en un bar de la transitada calle Corrientes, en la previa a una nueva función de Chorros.
—Estás haciendo tele, teatro y stand up. ¿En qué rol te sentís más cómoda?
—En este momento en la tira, porque es lo más nuevo. Me demanda otra energía que el teatro: ya sea en Chorros o haciendo stand up tengo que estar al 100%. Y en la tira es todo más tranquilo. Por ahí son muchas horas pero el trabajo específico es más reducido. Son escenas cortas, un ensayo con cámara, un director y listo; no es más que eso. Chorros dura casi dos horas y estoy todo el tiempo arriba del escenario, salto, subo, bajo. Nada que ver. Podría estar grabando tres días sin parar.
—¿Cómo tomás el hecho de que en la TV todo dependa del ráting? Sobre “Mi hermano..” ahora se dice que podría sufrir cambios por la baja audiencia.
—Lo que pasa con la TV abierta es que quizás algunos productores no se están dando cuenta de que la tele no compite contra la tele, sino contra Netflix u otras plataformas como Instagram. Es antiguo pensar que una ficción compite contra otra ficción. Cuando a la gente le das algo que le gusta, lo elige. Yo creo que el gran fuerte de Netflix, más allá de la producción, está en el tipo de historias y en la forma de contarlas. Eso es lo más difícil. Quizás en la TV argentina estamos flacos de eso, es nuestra pata débil. En Underground tienen una gran fortaleza en ese sentido, ya sea con El Marginal, Un gallo para esculapio, 100 días para enamorarse. Tienen un gran equipo de guiones.
—¿Cuál creés que es la importancia de las redes sociales para el desarrollo de los actores y actrices?
—Son fundamentales. Hasta hace unos años, todos teníamos un reel de actuación en el que mostrabas tus publicidades, participaciones en tele, etc. Hoy los productores miran tu Instagram. Hace poco, las chicas de Telefé, con las que tengo mucha confianza, me dijeron "hacete un book bien sobrio, remera blanca, sin maquillaje. Tenés todas fotos muy arriba, muchos gestos y maquillaje". Hoy alguien que no te conoce te busca en las redes.
—Imposible no recordar el video de Instagram en el que hacés “sonidos de la playa”.
—Fueron dos minutos. Lo tenía dando vueltas en la cabeza un mes antes y le había dicho a Rada (NdR: hace cuatro años Metilli está de novia con el comediante Agustín Aristarán, más conocido como Radagast) de hacer algo así. Yo le preguntaba algo y él me respondía. Y ese día se dio que íbamos para La Plata y lo hicimos. En la primera toma nos matamos de risa, pero en la segunda salió. Agus, que en ese momento ya estaba empapado en las redes, me dijo a los 10 minutos que el video la iba a romper. Entramos a ver a su hija al teatro y a las dos horas ya habían 20 mil comentarios. Al otro día me lo mandaban mis amigas por WhatsApp.
—¿Cuánto de espontaneidad y cuánto de producción tienen tus videos?
—Nunca se planifica un viral. Yo soy malísima planificando, prefiero hacer algo espontáneo. Mi novio lo toma como un trabajo y le encanta, como muchos instagramers que todos los días suben un video con un producción increíble. Yo los aplaudo, pero a mí no me sale.
—¿Qué evaluación hacés del stand up en Argentina?
—Tiene un nivel muy alto, nueve puntos diría. La pata que falta tiene que ver con la producción, porque tenemos que aprender todos cómo venderlo y hacia dónde va. El stand up es un género barato de producir: una buena sala, luz y sonido. No hay un despliegue escenográfico muy grande. Incluso, a veces eso juega en contra porque se lo termina subestimando. Pero, a su vez, es contradictorio porque nace en los bares y suburbios. Entonces está bueno tener esa desprolijidad e improvisación.
—¿Cuáles son tu referentes dentro del género?
—Dalia Gutmann es una gran referente del stand up. Es alguien que, junto a su productora Ale Bavera, supo a quién había que venderle el producto. Su show se llama "Cosa de minas" y es para minas. Por supuesto que pueden ir hombres, pero les habla a las mujeres. Hace 10 años que hace su unipersonal sin parar. Ahí hubo algo muy inteligente que fue direccionarlo, determinar quién es su público. En el stand up eso es lo más difícil de lograr. Otros que puedo nombrar son Natalia Carulias, Juan Barraza, Martin Pugliese y mi novio, por supuesto. Male Guinzburg también. Lo que más me gusta de ella es que es frágil y fuerte a la vez. Vos la ves tan chiquitita hablando de sus debilidades, pero es una mina super poderosa. Lucas Lauriente y Luciano Mellera… y podría seguir.
—El movimiento feminista también ha avanzado mucho dentro del humor. Junto con otras comediantas hicieron "La Culpa es de Colón".
—Está muy aceitado. Tuve la suerte de que todas estábamos de acuerdo e íbamos para el mismo lado. Somos comunicadoras y está bueno hacerse cargo de esa responsabilidad. Cuando subo algo que tiene que ver con estos temas me dejan de seguir muchas personas. Percibo cierta resistencia, pero si son mis redes y me querés dejar de seguir, me parece buenísimo. Estás en todo tu derecho.
—¿Qué es el feminismo para vos?
—Querer los mismos derechos con respecto a la igualdad. Lo que más me gusta de este movimiento es que nos hayan abierto los ojos en un montón de cosas que habíamos tomado como normales. En mi caso fue a partir de Malena Pichot, a quien aplaudo y agradezco que hace siete años empezó a fijarse en las publicidades, a preguntarse por qué a las mujeres nos ponen en ese papel. Y era verdad, nadie se lo había cuestionado antes. Pasa por ahí: que la mujer, que toma como normal que su marido le pegue o la amenace, entienda que está mal.
—¿Y en tus colegas hombres notás algún cambio?
—Creo que los inteligentes se adaptaron. El humor que se ríe de la mujer es antiguo pero aún hay personas que lo consumen. Estamos en el medio del cambio, no va desaparecer de un dia para el otro. Yo tengo paciencia porque no le hace mal a nadie, no me pararía en un teatro de Midachi a hacer una protesta porque hacen un chiste. Hay toda una generación que aún se ríe de eso. Me consta que en algunos casos están preocupados por no caer en ese lugar. Se toman el trabajo de preguntar a las mujeres que tienen cerca si tal chiste es agresivo.
—¿Te sentiste discriminada por ser mujer en algún momento de tu carrera?
—Sí, totalmente. Ser mujer humorista es difícil en la tele. Sobre todo cuando hay productores viejos. Nunca sufrí maltrato, pero sí diferencias. Si venía un hombre, planteaba un chiste o un sketch todos decían "genial, divino". Iba yo y me llegaban los cuestionamientos. Te hablo de hace apenas un año. Eso me angustiaba un montón. En el humor se da por sentado que el hombre es más gracioso que la mujer. Como profesora de stand up me pasa auditivamente: entraba uno de los alumnos al escenario, en su día de muestra, y la gente ya estaba bien predispuesta. Después, entraba una alumna y se generaba un silencio. Hay todavía un gran prejuicio. Yo me siento parte de una generación de mujeres humoristas que está en el medio del cambio.
—Recientemente se sumaron muchas denuncias a actores por maltratos y acosos. ¿Qué opinión te merece?
—Me parece perfecto. Leo mucho los comentarios cuando las revistas suben a sus Instagrams estas noticias y lo que se preguntan es "¿por qué no lo dijo antes?". Y la respuesta es que no se podía, no le iban a creer o darle lugar a la duda. Hoy es el momento de decirlo. De esta manera va a dejar de ocurrir. Todos los que lo hicieron que ahora la pasen mal. Si te hiciste el piola, ahora bancátela. La peor condena es la social.
—¿Y con respecto a lo sucedido con Juan Darthes (NdR: Calu Rivero lo denunció por acoso)?
—En mi opinion, se deberia haber ido él, sin que lo echen. Sobre todo por respeto a los compañeros de tira. Yo no hubiese dejado que se arme ese debate.
Cuestionario flotante: Fernanda Metilli
—Una serie de Netflix:
—Miro poco. Me gustó mucho Stranger Things y ahora empecé a ver Bates Motel. Me encantan las series oscuras, de terror. La Casa de Papel me gustó también, la vi en dos noches mientras hacía temporada en Mar del Plata.
—Un programa que te hubiese gustado protagonizar:
—Casi todas las comedias de Pol-Ka; por suerte ahora me toca participar de una. El año pasado me encantó Las Estrellas y, unos años más atrás, Son Amores. También habría estado genial estar en El Marginal. Siento que podría haber mostrado un lado más oscuro, sacar esa faceta más de calle que tengo. También me hubiese gustado hacer de Gollum, en El Señor de los Anillos.
—Tenés a un espectador en primera fila que te distrae. ¿Qué le decís?
—Si es stand up, lo hago mierda, porque puedo: me saco una foto, le agarro el celular. Te abre un juego con el público también. Una vez, en plena escena, me fui corriendo al camarín a buscar un rayo láser, como los que usan los acomodadores, y le empecé a apuntar para que guardase el celular. Estaba grabando toda la función y nadie lo veía.
—Comediantxs de referencia:
—Ellen DeGeneres. Me veo haciendo un late night en algún momento. Y de acá, Veronica Llinás. Debería tener más lugar porque lo que hace es fantástico. Tiene un humor ácido, que ahora se vio en El Marginal. También te puede hacer un video en Instagram muy bueno a nivel político. Tenemos grandes comediantes en Argentina.
—Una puteada que sale natural:
—Se la robé a mi viejo: "me cago en dios y en la virgen puta" (risas). Es rara sobre todo habiendo ido a una escuela católica desde el jardín.
—Personaje favorito de Los Simpsons:
—Sólo porque me hace acordar a mi hermano, el que vomita. No me acuerdo el nombre pero es uno blanquito que se descompone a cada rato. Y también Nelson, es el que más cachetadas nos pega, el que muestra una realidad un poquito más de calle. Me encanta.
—Un emoji de Whatsapp: