Qué riesgo el país
Frágil. Argentina hoy es frágil. Poco duró la paz post corrida cambiaria de mayo/junio. Un tweet de Trump como el del viernes pasado sobre Turquía bastó para que el dólar suba y quiebre el techo de $30, las acciones argentinas en Wall Street caigan y el riesgo país supere los 700 puntos básicos.
Pero no hay que caer en el simplismo de pensar que los problemas financieros internacionales son los que condicionan nuestra situación. Como hemos dicho en esta misma columna de El Canciller en el inicio de la corrida en mayo; afuera es cierto que llueve pero las goteras son nuestras. Y las respuestas ensayadas por la conducción económica en medio de aquella tormenta endurecieron la situación. El inicio de un nuevo episodio cambiario nos encuentra con menos grados de libertad, los efectos "estabilizadores" del acuerdo con el FMI y la clasificación de emergentes sin efecto, mayor fragilidad, riesgo en alza y las mismas reacciones contradictorias que elevan desconfianza. No hay factor externo que supere en responsabilidad a las tensiones internas que propagan a la velocidad de la luz cualquier estimulo exógeno.
Y la noción de riesgo está presente en las respuestas dadas ayer por el BCRA. La pregunta a la que se está respondiendo con cada acción es ¿Cómo generamos más confianza? Desarmar LEBACs, en la hoja de balance del Central, es una de las iniciativas lanzadas. Pero el desarme de LEBACs por LETEs en pesos (que son del Tesoro, o sea, Hacienda) no está exento de fricciones ¿Qué tasa se deberá convalidar para que esto pueda darse sin que tenedores de LEBAC dolaricen sus carteras? Los márgenes de acción son muy limitados, dadas las condiciones del acuerdo con el FMI.
No hay que caer en el simplismo de pensar que los problemas financieros internacionales son los que condicionan nuestra situación
En el frente fiscal, sigue la pulsión de recorte como única respuesta. Hoy amanecimos con tres medidas de Hacienda, reactivas: Se reduce la baja de retenciones en aceites y harinas de complejo sojero (no del grano, sino de su industrialización); se reducen en un 66% los reintegros a las expo, justificados en pacto fiscal (el cual mucho más gradual que este recorte y en algunas provincias aun es una entelequia); y se da de baja el Fondo Federal Solidario, que transfería a Provincias y Municipios un 30% de los recaudado por exportación de soja.
¿Cómo se genera más confianza si dos semanas después de anunciar que no se tocan las retenciones a la soja, efectivamente si se modifican? ¿Cuál es la mirada y concepción sobre los incentivos necesarios para estimular una estructura productiva diversificada si el beneficio solo se mantiene para el poroto y no para su agregación de valor? ¿Cómo se conjuga el “debemos exportar más” que el Presidente exhorta en conferencias de prensa con la reducción de reintegros que recomponen competitividad diferencial con potencias? ¿Con qué damos herramientas a las economías regionales si limitamos sus incentivos particulares? ¿Con tipo de cambio? ¿Esa es la respuesta? Si es así, la inflación licuará ese efecto en pocos meses, dándole una vuelta más al loop eterno de nuestro tipo de cambio real.
Estas medidas micro, de mirada exclusivamente fiscalista, no muestran una contemplación sobre la realidad de las economías regionales, su inserción nacional e internacional y la estructura productiva en provincias. No hay plan, solo reacciones. Y las contradicciones y tensiones que este manejo de micro genera cuando la macro se cae solo redundan en mayor fragilidad, en un aumento de la sensación de riesgo. Un riesgo el país. Para nosotros, quienes estamos en él.