La crisis de los 30 llega con ayuda turca
Argentina tuvo, una vez más, una semana de turbulencia financiera y, aunque parezca lejano, Turquía tuvo mucho que ver. ¿Por qué?
Turquía es la 18º Economía del Mundo, según el FMI, e integra el selecto grupo de países emergentes, según Morgan Stanley. Su macroeconomía es casi un calco de la Argentina: altísimo déficit de cuenta corriente, inflación de dos dígitos y alta deuda externa. Sus monedas se encuentran entre las más devaluadas a nivel global durante el corriente año: 56% de caída sufrió la Lira y un 60% el Peso. ¿Sus Mercados? El índice BIST de Estambul sufrió una caída del 23% en lo que va del año, mientras que nuestro criollo MERVAL se derrumbó otro 23%.
La economía turca aceleró su crisis a partir del enfrentamiento de Trump con el resto del mundo, en la llamada "guerra comercial”. EEUU es (o era) uno de los principales socios comerciales de Turquía, y aunque el poderoso país del norte tiene superávit comercial con Turquía (es decir, exporta más de lo que importa), esto no es suficiente para el presidente, que considera desfavorable la posición de su país. Ya había sido el turno de China semanas atrás, y ahora la "guerra” se declaró con Erdogan. ¿La excusa? La constante tensión política entre ambos países a partir del encarcelamiento de un pastor estadounidense por parte de Ankara, acusados de terrorismo. ¿Cómo respondió Ankara ante esta situación? Duplicando los aranceles sobre algunas importaciones de Estados Unidos, como vehículos, alcohol y tabaco.
La crisis política, económica y financiera se contagió, no solo al resto de los países emergentes, sino también a Europa y Asia, donde muchos de sus bancos tienen partición de negocios muy importantes en Turquía. El caso más claro fue el de BBVA, cuyas acciones cayeron en promedio más del 10%. El dólar se fortaleció aún más, tocando máximos contra muchas de las monedas a nivel global.
Si el contexto interno que salpicaba a muchas empresas y políticos con la "causa de los cuadernos”, no era suficiente para que los inversores huyeran de Argentina, el riesgo global echó aún más nafta al incendio.
Las coincidencias económicas entre nuestro país y el gigante islamita se hicieron valer durante la semana. El dólar tocó su máximo histórico, y sobrepasó el nivel psicológico de los 30 pesos, las acciones se desplomaron y los bonos tocaron mínimos en años, llevando el riesgo país a niveles superiores a los 700 puntos, alimentando una vez más los fantasmas de una corrida financiera, que finalmente no fue tal, por ahora.
La buena cintura operativa de corto plazo de Caputo en el Banco Central y de Dujovne en Economía, frenaron la turbulencia: anuncios de baja total del stock de Lebacs antes de fin de año, licitación de dólares y nuevos instrumentos financieros para evitar que el excedente de pesos vaya al dólar.
Si bien las medidas fueron bien tomadas por el mercado, la presión sobre Argentina continúa, y mientras la crisis interna y sobretodo la externa continúen, seguiremos en terapia intensiva. Nuestra principal ventaja en este momento es el "salvavidas” del FMI que seguramente nos ayudará a surfear la ola del segundo semestre, a diferencia de Turquía, al cual Trump le soltó la mano. El costo local todavía es incierto.
Por el momento, en las mesas financieras se discute si es momento de entrar o no a Argentina, cuyos bonos y acciones se desplomaron, brindando excelentes oportunidades de compra y tasas de rentabilidad muy por encima de la región. Los inversores locales mantienen la postura de cubrirse ante la volatilidad del dólar, recomendando carteras con un mínimo del 60% en activos dolarizados.
Para los amantes del riesgo, el dato alentador lo tendremos recién en 2019. A partir de Enero, Argentina tendrá otra coincidencia con Turquía: ingresará al selecto grupo de países emergentes. Si la Economía retoma su rumbo, la crisis global se enfría y nuestro aliado comercial, Brasil, se recupera, será un buen año para el mercado financiero. Así lo indican los precios.