El equipo económico de Javier Milei se prepara para encarar en este 2025 que recién arranca una serie de medidas y negociaciones que le permitan llevar a cabo la siguiente etapa del programa libertario, en un año electoral en el que además el Gobierno espera tener más avales en el Congreso con el recambio de legisladores tras los comicios de octubre.

Uno de los aspectos claves es el nuevo acuerdo que el ministro de Economía, Luis Caputo, amasa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar la deuda de Argentina y que ingresen al Banco Central los dólares esperados para poder finalmente levantar el cepo cambiario, uno de los mayores reclamos del mercado internacional.

Este segundo año de gestión comienza con prioridades, tras haber convencido al mercado en el 2024 de que el mantra del superávit fiscal no es sólo una cuestión de palabras. Así, el tipo de cambio se movió por debajo de la inflación para que los dólares paralelos converjan hacia el oficial y se redujera la estigmatizante brecha.

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Esta nueva fase está ligada a reforzar las reservas del Banco Central, que terminaron el primer año de gestión de Milei en negativo por USD 10.000 millones. En el contexto de sostener el orden macro, la variable siempre presente es el control inflacionario: si el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de diciembre -que se conocerá a mediados de enero- mantiene el comportamiento que registró en noviembre, Caputo anticipó que se habrá alcanzado el plazo de tres meses en niveles compatibles con el crawling peg vigente (2% mensual desde hace un año), y eso podría dar paso a un ajuste en ese esquema.

El plan ideal es que el dólar oficial se mueva desde fines de enero o febrero un 1% por mes, antes de esperar un trimestre para que los precios de los bienes converjan a esa tasa mensual en la previa de la eliminación del mecanismo y fijar el tipo de cambio

Otro de los desafíos será reprogramar la deuda de USD 45.000 millones con el Fondo, que el Estado argentino le tiene que devolver al organismo de crédito internacional entre el 2026 y el 2032. El Palacio de Hacienda ha reforzado el mensaje de que la negociación en marcha va por buen camino y desde el FMI han expresado confianza en el devenir económico actual. 

Para apuntalar el crecimiento, junto con el agro y la minería el sector energético es una de las mayores esperanzas y apuestas del Gobierno, ya que allí radicará una oportunidad única para apuntalar las finanzas públicas y el ingreso de dólares al país. La previsión es que Vaca Muerta, y las consecuentes alianzas del sector de hidrocarburos, será central para acrecentar las exportaciones de petróleo y gas, que serían de más de USD 11.300 millones en 2025, lo que representa un 16% más que en 2024 y un superávit en torno a los USD 7.400 millones.

En este marco, la meta central será consolidar el crecimiento económico y lograr el apoyo al modelo de La Libertad Avanza en las urnas en los comicios de octubre, que llevarán a un recambio en el Senado y en la Cámara de Diputados en diciembre, además de darle aire y capacidad de maniobra al Ejecutivo si los resultados electorales los acompañan, como prevén en la Casa Rosada.