Dos bonos del Tesoro: el enroque de Caputo para desarmar Lebacs y poner fin a las corridas del dólar
En un intento por dejar fuera de circulación una gran masa de pesos de la economía, Caputo dispuso aumentos de la tasa de referencia a corto, mediano y largo plazo. La tasa un mes pasó de 40 a 47%, mientras que a tres y cuatro meses pasó de 38 y 38,5% al 43% anual. El aumento en las tasas de mayores plazos apunta a desarmar las tenencias cortas y bajar la carga de los "supermartes” que se avecinan.
De todos modos, la respuesta del mercado no fue contundente. Sólo un 59,9% de las Letras del Central fueron renovadas (como vencían cerca de $515 mil millones, se renovaron alrededor de $309 mil millones), en parte, porque Luis Caputo dispuso la creación de nuevos activos financieros con el objetivo de desarmar la pelota de Lebacs. Sin embargo, también es probable que parte de estos capitales vayan a la compra de dólares, produciendo una nueva presión alcista sobre la divisa extranjera, cuyo precio se encuentra en 28,43$.
En busca de descomprimir la presión cambiaria, el Gobierno colocó ayer dos bonos por USD 4 mil millones con vencimiento en 2019 y 2020. Se trata del Bono de la Nación Argentina en moneda dual por 2.000 millones de dólares, a una tasa de corte de 2,40% nominal mensual, y el Bono del Tesoro Nacional (BOTE), por 55.753 millones de pesos (equivalente a US$ 2.000 millones), a una tasa de corte de 26% nominal anual. Por los primeros se recibieron órdenes por U$S 2.666 millones, de los que se adjudicaron 2.000 millones. La colocación fue discutida por varios economistas, que criticaron el hecho de que el bono pague en dólares en caso de que la inflación supere al interés en pesos (a eso se debe el término dual).
El Gobierno tiene un panorama difícil. Por un lado, los principales dirigentes de la economía de Cambiemos aseguran que es necesario comenzar a bajar la tasa de referencia para no congelar los créditos a las PyMES. Por otro, la inflación que se proyecta para 2018, que oscilaría el 30% anual, obliga a mantener altas las tasas para no generar nuevas presiones sobre el tipo de cambio.
Si la jugada de Caputo sale correctamente, el Gobierno lograría bajar el stock de deuda en Lebacs por un activo más "sano”, que son los bonos a largo plazo (a pesar de que, adrede, son demasiado "tentadores” para los tenedores de activos y aseguran un muy bajo riesgo), terminando así con las presiones sobre el dólar y logrando estabilizar la corrida cambiaria, ahora con un tipo de cambio que favorece a la industria. Recién en ese momento, el BCRA emprendería un camino de reducción de la tasa de interés.