El mercado  no cree que Argentina esté en condiciones de pagar sus obligaciones de deuda después del 2019. Con un dólar que sube constantemente y ante la imposibilidad del Banco Central de intervenir en el mercado de cambios, el riesgo país no paró de subir y llegó a los 1012 puntos básicos, para luego desinflarse a 950. El préstamo con el Fondo Monetario Internacional abrió un interrogante a los tenedores de bonos argentinos: ¿Quién paga la deuda?

Las condiciones internacionales son adversas para los mercados emergentes y por ende, el riesgo país se ubica en un récord. ¿Qué significa? El RP es la diferencia entre la tasa que pagan los bonos estadounidenses y los de otro país. En el caso de Argentina, el RP mayor a mil puntos significa que el país debería pagar casi 10% más de lo que pagan los bonos norteamericanos. Sin embargo, cuando el RP es tan alto, significa que nadie está dispuesto a prestar dinero, ni siquiera a la tasa usurera que refleja la ecuación antes mencionada. La conclusión de todo lo relacionado al riesgo país es que nadie tiene intención de adquirir los bonos argentinos, ya que no confían en que el país sea capaz de pagar la deuda que toma.

Desconfianza de los mercados: qué es el riesgo país y qué significa que esté cerca de los 1000 puntos

Además del FMI, varios agentes privados y bancos centrales de otros países le prestaron miles de millones al gobierno de Mauricio Macri para financiar la receta gradualista. Sin embargo, esos acreedores esperaban que Argentina lleve adelante una serie de reformas estructurales en línea con lo enunciado por el presidente en los primeros años de mandato: las reformas laboral, tributaria, del sistema previsional y una fuerte caída del gasto público.

Como no se realizaron a tiempo, creció la desconfianza de los mercados en la capacidad del Gobierno de cumplir sus obligaciones de pago. En este punto ingresan dos cuestiones sobre el préstamo de 57 mil millones de dólares del FMI que blindó las necesidades financieras de Argentina para 2018 y 2019. En resumen, los bonos argentinos que vencen en esos años rinden mucho menos -es decir, son mucho más seguros- que aquellos cuyo vencimiento es más adelante.

De esta manera, nadie -más que un fondo buitre- quisiera tener en la mano los títulos públicos de vencimiento posterior a 2019. Sobre todo si se tiene en cuenta las condiciones en las que el FMI cede dinero. Cuando el organismo multilateral presta, no acepta quita y es es el primero en cobrar. De esta manera, la institución que preside Christine Lagarde es siempre la primera en beber del grifo y los demás hacen fila para cobrar.