Con el dólar blue cotizando a $190 y la brecha entre la moneda oficial y las divisas "libres" superior al 130%, el riesgo de desabastecimiento en las góndolas comenzó a advertirse en los supermercados mayoristas y minoristas. En ese contexto, Alberto Fernández debió salir a calmar un nuevo frente de la crisis económica y citó a Alfredo Coto en la Casa Rosada para analizar junto al ministro Martín Guzmán la compleja situación del consumo en el sector.

El cónclave comenzó minutos después de que el Indec divulgara el peor indicador del 2020 para las ventas en los supermercados: en el mes de agosto, cayeron 5,7% interanual. El organismo de estadística oficial no registraba una contracción tan fuerte desde diciembre del año pasado, cuando la disminución fue del 6,3%. Entre febrero y julio, el consumo de alimentos y bebidas había reportado saldos positivos, a excepción de junio, cuando sufrió una retracción del 1,5%.

Los faltantes en las góndolas comenzaron a aparecer en los últimos dias de la semana anterior y tanto los representantes del sector como el gobierno nacional reconocieron esa situación. La presidenta de la Cámara de los Supermercados Chinos, Yolanda Durán, admitió que desde el jueves dejaron de recibir artículos de primera necesidad como aceites, harina, azúcar y arroz. En tanto, el ministro de la Producción, Matías Kulfas, sostuvo que Guzmán está "adoptando medidas para restablecer confianza desde el punto de vista del consumo, la inversión y la industrialización".

Los empresarios vienen alertando al Palacio de la Hacienda por el riesgo de desabastecimiento, dado que hace siete meses los precios de 2.000 productos están congelados -por el programa de emergencia Precios Máximos, que volvería a prorrogarse en noviembre- pero no así los costos para su producción.

La administración de Fernández comienza a analizar de qué manera descongelar el plan paulatinamente sin trasladar el impacto a la inflación, que en septiembre fue del 2,8%, empujada por el alza del 3% en los alimentos.

La iniciativa obligó a todas las compañías y a los supermercados a retrotraer los precios al 6 de marzo y, desde el comienzo del aislamiento social, preventivo y obligatorio, solo se autorizaron dos incrementos que no llegaron a superar el 10%. Mientras tanto, en el mismo período, según las empresas que fabrican los alimentos, la inflación acumulada llegó al doble, mientras que la devaluación del dólar oficial fue del 28,9%. Por eso, las grandes productoras comenzaron a disminuir las entregas de sus productos en los últimos días.

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"Si bien inicialmente comprendimos la excepcionalidad de la decisión de establecer Precios Máximos de modo temporal frente al inicio de la crisis sanitaria, luego de 8 meses de estricto congelamiento de precios y suba sostenida de nuestros costos, nos encontramos al límite de nuestra capacidad operativa. Nos colocan en una situación de fragilidad, donde se pone en juego el normal abastecimiento y las fuentes de trabajo", transmitió, en una cruda carta al gobierno, la Unión de Industriales Fideeros de la Argentina (Uifra). Mismo camino adoptó la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara), que aseguró que los costos para el sector de aceites envasados creció 65% en los últimos meses.