Las nuevas retenciones del Gobierno en medio de la crisis económica configuraron un nuevo panorama tanto para el campo como para los industriales, que son quienes, en mayor o menor medida, se ven afectados por la nueva medida tributaria. Al mismo tiempo, ambos sectores se ven beneficiados por el nuevo tipo de cambio, que disminuye la rentabilidad de importar y le otorga ganancias siderales a los sojeros. La industria ligada al comercio se derrumba y el campo especula a la espera de la licuadora de pesos.

El campo


Los días previos al reality show de Olivos en el que se diagramó la jibarización del Gabinete, las liquidaciones del campo marcaron un récord: el agro se desprendió de 759 toneladas de soja entre el jueves y el viernes, anticipándose al nuevo esquema de retenciones gracias a una filtración de la Casa Rosada que apuntan al Luis Etchevehere, en ese momento ministro de Agroindustria.

Ahora, con el nuevo esquema en vigencia, el agro especula: ya que las retenciones son en pesos, los productores esperan a que suba el dólar para liquidar. Los números lo reflejan. En la última semana, el agro liquidó 57% menos que en el mismo período del año pasado. El aliento a la especulación viene fomentado desde Casa Rosada: Etchevehere, Mauricio Macri y Elisa Carrió afirmaron que las retenciones se licúan con la devaluación.

En la última semana, el agro liquidó 57% menos que en el mismo período del año pasado.

En este momento, las retenciones fijas en pesos son de casi el 12%, ya que son 4$ por dólar y el tipo de cambio oscila los 37,80$. Si el dólar llega a 50$, las mismas representarían menos del 8% y el peso total de los tributos a las exportaciones igualaría al esquema antes vigente. Si todo queda como está, es un incentivo para no vender y esperar a una nueva corrida, que a la vez se ve incentivada por la caída en el ingreso de divisas que produce la no liquidación. Sin embargo, como la commodity cae a nivel internacional, el contexto podría apurar a que el campo se desprenda de los granos.

Industria


Walmart vende 12 locales, Freddo terceriza su producción y General Motors suspende empleados. Estos son los primeros resabios de una recesión económica que se postergará durante todo el año que viene y tendrá impacto en el consumo interno y la producción manufacturera.

Aunque el dólar favorece a exportadores, la caída del poder de compra en el consumo local genera una disminución de la demanda. En consecuencia, las industrias utilizan cada vez menos sus máquinas y crece la incertidumbre de los trabajadores, que, en promedio, producen por debajo del 50% de la capacidad instalada de las empresas.

Las industrias utilizan cada vez menos sus máquinas y crece la incertidumbre de los trabajadores, que, en promedio, producen por debajo del 50% de la capacidad instalada de las empresas.

La UIA ve con pesimismo el futuro. Sus datos preliminares muestran una contracción de casi todos los sectores. "Estamos trabajando a media máquina, y ya no es una metáfora. Escuchamos al presidente (Mauricio Macri) con un sentimiento más cercano a lo que nos pasa, pero da definiciones erróneas que demuestran que está mal asesorado o que vive en un mundo alejado de la realidad", se quejó uno de los dueños de una textil que participó de la 24° Conferencia Industrial de la UIA.